miércoles, 16 de febrero de 2011

Apéndice

Tenía la idea de escribir algo sobre la necesidad de extraer cierta cosa importante de uno, con el fin de mejorar, digamos, para bien, pues hace un año me sacaron el apéndice un día como hoy. Sin embargo, razón tuvo un compañero de trabajo cuando me vio observar la cicatriz de la operación y me dijo que parecía que no me habían hecho nada.
Hace tiempo que no contemplaba esa marca (que según recuerdo era mucho más notable). Es más, hace mucho que no pensaba en lo que para mí significó por aquél entonces: miedo ante algo desconocido (nunca antes me habían operado, ni siquiera me habían puesto yeso) y la importancia de tener a nuestro lado –en momentos difíciles- a las personas a las que más queremos.
Había otra cosa más, que quizá se entienda si cuento la historia: cuando me dijeron lo que me costaría la gracia, temí, porque el alto precio simbolizaba tener menos dinero para lo que era mi viaje planificado a Francia, es decir, menos posibilidades de encontrarme con la persona a la que creía el amor de mi vida. Por torpeza, no pensé mucho en mí, así que preferí pagar por algo más barato (la tradicional en lugar de laparoscópica) y cerré los ojos antes de que me llevaran al quirófano, extrañándola, deseando que estuviera a mi lado… y seguramente lo estaba.
Aquella chica se marchó definitivamente. Su felicidad valió más que nuestra felicidad, lo cual, supongo, está bien, es justo. A cambio, me quedé con una marca que no tenía idea se había hecho cada vez menos evidente. Pasó el tiempo y me volví a enamorar de alguien por quien hice cosas que nunca antes había hecho, y aún con todo, me volvieron a romper el corazón, más allá de mi iluso plan de no comportarme como un erizo. Entonces reparo en la cicatriz y pienso que todo se borra, a veces sin que nos demos cuenta. Entonces recuerdo que mi idea primigenia era escribir algo sobre la necesidad de extraer cierta cosa importante de uno, con el fin de mejorar. Entonces siento que lo urgente no es pensar en aquello que nos quitan, sino en la fuerza que ganamos para enfrentar cualquier tipo de pérdida o problema. Esa fuerza que nos permite darle cara al miedo y, a veces, arriesgarnos sin dudas solo con la intención de seguir creciendo.

Fuerza natural - Gustavo Cerati

2 comentarios:

  1. No existe ningún recuerdo que por intenso que sea que no se llegue a borrar. Lo sé muy bien :)

    ResponderEliminar
  2. Puede sher... sobre todo las cosas bonitas, las que te hacen sentir bien... estaba pensando que las malas, a pesar de todo, hay que saber recordarlas también, mas sin el dolor, solo para saber de donde viene la experiencia... igual, se destiñen, las heridas tienden a convertirse en cicatrices.

    ResponderEliminar