lunes, 18 de junio de 2012

Cuerpo y memoria

El cuerpo tiene memoria. Eso dicen. Creo que es verdad. El cuerpo tiene memoria, se acuerda de eventos formidables o traumáticos que la conciencia ha olvidado con el paso del tiempo, y reacciona automáticamente ante situaciones similares, protegiéndose o liberándose, según sea el caso. El cuerpo tiene memoria, se acuerda de aquellas cosas que ha aprendido —con poco o mucho esfuerzo— y las mecaniza. Convierte el conocimiento que ingresa, como normalmente ingresa, de forma racional y lo hace parte de sus actividades diarias.
Hace unas semanas tuve el gusto de conversar con el uruguayo Juan Mila, especialista en psicomotricidad, una rama de la psicología que básicamente se centra en el estudio de los trastornos ligados al uso del cuerpo. No aparece en la entrevista publicada en la página electrónica de PuntoEdu, pero durante la conversa me dio un ejemplo que me parece bastante válido:

"Hay una autora argentina, Sara Pain, que dice: 'Nadie le presta su coche a alguien que dice que sabe conducir, uno le presta su coche a alguien que sabe conducir', es decir, que tiene el conocimiento ya pasado al cuerpo. Si uno ya se encuentra manejando un coche con cambios, desde luego, es lógico pensar que en un momento aprendió a hacerlo. Al principio cuesta articular un movimiento complejo con el movimiento del pie para pisar el embriague, hasta que se coordina y se vuelve algo automático. Si se está manejando y alguien te pregunta '¿qué movimiento harás ahora?', de repente, va a ser difícil pensarlo y habrá que parar el carro para responder, porque es algo que ya no se reflexiona. ¿Por qué ocurre esto? Porque el conocimiento pasó a ser corporal".

Esto es algo que se aplica muy bien -y se entiende muy bien- en el fútbol con los llamados "automatismos técnico-tácticos", a través de los cuales un DT "crea" en sus jugadores distintos tipos de reacciones automáticas a momentos específicos de un juego mediante un entrenamiento en el que aumenta continuamente el número de vivencias de situaciones de específicas, repitiéndolas una vez tras otra hasta volverlas mecánicas.
Vuelo un poco hacia Plutón y pienso en cómo lo anterior pasa del cuerpo y se aplica en nuestras reacciones. Supongo que esto puede vincularse a la psicología de las actitudes, hábitos internos, en su mayoría inconscientes, que indican las tendencias reales que la conducta manifiesta; en especial con los estudios realizados por el austríaco Leo Kanner. Según el psiquiatra, algunas veces puede verse claramente el origen de las actitudes, pero otras veces este se encuentra incrustado tan profundamente en relaciones anteriores, que se requiere un gran esfuerzo para comprender su origen.
El cuerpo tiene memoria... nuestras acciones, también (en nosotros mismos o en el resto).

La memoria - León Gieco

viernes, 15 de junio de 2012

Pies en el agua (de mar)

Johanna: Hoy recordé cierta charla, así que después de cuatro meses me dio por tipear, y ¡mira! Kisses...
Diego: Oyeeeee... lo leo y me acuerdo... y pienso, como entonces, que de vez en cuando es bueno meter los pies en agua fría. Mejor si es de mar, ¿no? Un abrazo!!!
Diego: Y gracias por la oportunidad de volver a meter los pies en el agua de aquella playa (metafóricamente hablando).

Mar, de noche

Es curioso encontrarse frente a algo tan inmenso que no parece tener fin cuando se contempla el horizonte. Y sentir, como se siente un beso o el vino, que no te importa si te lleva o te trae.
Es curioso, pero el frío al meter los pies en el mar, aquél instante de sorpresa y sobresalto, de noche; es comparable al atisbo de claridad que uno puede tener en el momento en el que la debilidad se quiebra, una suerte de certeza de que todo lo que viene será mejor... y aquél monstruo enorme que se tiene adelante no es más que un reto, uno de tantos que debemos superar, porque por + infinito que parezca, por + oscuro que sea, en algún otro lugar se vuelve una vez + playa... con sol y gente buena!!!

Punta Hermosa, 11 de febrero de 2012

Hombre al agua - Soda Stereo