jueves, 27 de octubre de 2011

Viceversa (II)

Este no es el de Benedetti... está bueno también...

Viceversa - Eduardo Zambrano

Firman su sentencia de muerte
los que publican su vida
en algunos versos incipientes
que les quitan el amor, los sesos, los días.
Pero esto no lo digo yo, sino el idiota ese
del espejo.
Por eso me da risa.

Nunca quedas mal con nadie - Los Prisioneros

jueves, 13 de octubre de 2011

Mon cœur s'ouvre à ta voix

Ah! responds, responds a ma tendresse



Verse-moi, verse-moi l'ivresse

Se apaga el día. Solo los fantasmas en el balcón quedan. La noche se aproxima sedienta de luz...

El río - Javier Heraud

5

Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hello, I love you

Won't you tell me your name?
Hello, I love you
let me jump in your game...




Como suele pasar, mi cumpleaños parece ser del resto... lo cual es, en cierta forma, interesante, porque a menudo es el resto -creen- quien sabe mejor -más que uno mismo- como debemos vivir nuestras vidas correctamente, aunque, claro, desde luego, el chiste de la vida no es vivirla del todo correctamente... por mi parte, siendo sincero, solo quiero un regalo que ni todo el oro del mundo podría comprar... ¿Qué cosa? Una oportunidad... ¿Para qué? ¡Chan! Sorpresa, sorpresa.
Chilcano ladra, señal que avanzamos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Sobre emos y ganas

“Últimamente estoy muy emo. Supongo que es la semana pre cumpleaños”, me comentó una amiga hace unos instantes, y yo continué: “Definitivamente, es eso. Yo también estoy pasando por lo mismo”. Podríamos creer que es eso (después de todo, dudo que sea el único al que no le gusta su santo) o la acumulación de eventos desafortunados y la increíble coincidencia de que todos se den en vísperas de una fecha, digamos, significativa. “Imagínate esta imagen: sábado por la noche, recostada en mi cama con una caja de dulces al lado y viendo P.S. I love you”. OK, “ahora imagínate tú esta escena (recordando mi época de convivencia): jueves por la noche, con el estrés de varias jornadas de trabajo acumuladas, sintiéndome hasta las huevas porque creía que todo me estaba saliendo mal. Entonces, llego a mi casa, entro a mi cuarto, miro alrededor y me doy cuenta que, ¡oh! novedad, ¡no hay nadie allí para darme un abrazo y decirme que todo va a ir bien!”.
Veo la definición de emo: "Puede describirse como un estilo de comportamiento o un estado general de infelicidad o melancolía y muy sensibles. Es un estilo de vida que la gente adopta; en especial las personas de edad joven”. Pienso, "mierda, ¿tanto así? Bueno, tampoco es que sea tan joven, es más, en unos días seré más viejo; además, tampoco es que todo el tiempo me encuentre triste... apurado y presionado, tal vez, pero triste, no, y si sí, para eso están las chelas". Básico. La sonrisa vuelve a su estado habitual. La migraña se disipa un tanto. Las gotas de lluvia caen desde el cielo, y un compañero de chamba me indica que ya es hora de ir a cubrir un evento que no está incluido dentro de nuestro horario de trabajo habitual. "De acuerdo, algo más de estrés", lamento, y me desespero por llegar hasta mi casa en algún momento del día, abrazar a mis padres, jugar con Chilcano un rato y luego entrar a mi cuarto. A estas alturas de la jornada, francamente, me importa un pito si adentro encontraré a alguien o no. "Mientras haya cama donde echarse, normal", pues para todo lo demás, existe MasterCard.

Los malaventurados no lloran - Panda