miércoles, 23 de febrero de 2011

Horas contadas

Anoche vi 127 horas… hace unos días hice lo mismo con Cisne Negro y El discurso del Rey y, francamente, me quedo con cualquiera de estas dos últimas para llevarse este domingo el Óscar a mejor película. Al margen de eso, me pereció un film bastante interesante… bastante realmente, más allá de que el argumento sea sencillo: un tipo aventurero (Aron Ralston) queda atrapado en una zona montañosa con poca agua, cero ayuda, un brazo menos y muchas ganas de sobrevivir.

(Más info sobre la cinta de Danny Boyle en El País).



Los temas que más me llamaron la atención de 127 horas fueron los relacionados al destino, la capacidad de enfrentarnos a la adversidad –paciencia mediante- y, a pesar de todo, la necesidad de apoyarnos en el resto.
El protagonista no esperaba ayuda porque ninguno de sus conocidos tenía idea de que él había ido a dar un paseo por Blue John Canyon. Entonces reflexiona: siempre hay una piedra aguardando por nosotros en alguna parte, es decir, un problema con el que necesariamente teníamos que toparnos para darnos cuenta de la forma en que hemos estado llevando nuestras vidas y así cambiar o seguir...
Ralston repara en que hasta ese instante había sido un tipo duro, inflexible, dispuesto a demostrarle al resto que no necesitaba a nadie para ir hacia el frente. A continuación se arrepiente y piensa en lo fácil que hubiera sido dejar una nota o haberle contestado el teléfono a su madre cuando se le presentó la oportunidad, pues uno nunca debe dar por sentado nada… porque hasta el más macho de los machos…

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