miércoles, 31 de marzo de 2010

Amor

amor.
(Del lat. amor, -ōris).
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores
7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
9. m. ant. Voluntad, consentimiento.
10. m. ant. Convenio o ajuste.
11. m. pl. Relaciones amorosas.
12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.
14. m. pl. cadillo (planta umbelífera).


Intenso como nada en esta vida. Optimista, de a ratos desgraciado. Afecto que permite una entrega permanente, sin dudas. Voluntad para seguirnos y seguir, a secas, hacia un fin que no necesariamente es claro, pero que a la larga termina descubriéndose de lo más diáfano. Las expresiones demuestran su existencia... las acciones, su capacidad para englobar lo absoluto, como el alma del mundo. Dejarlo todo por un sueño es lo máximo. Dejarlo todo por un amor es, por lo general -y aunque resulte trillado-, simplemente divino.

L'hymne à l'amour - Marilou

martes, 30 de marzo de 2010

Dos canciones dos

Siempre hay una canción que nos levanta el espíritu, en mi caso, sumo dos desde ayer.

No sé si es la melodía, la letra o todo junto, pero Sunday Morning de Maaron 5 me pone de buen humor.



Hoy tengo una exposición en francés sobre un cantante llamado Bensé... sobre su canción Quand Je Marche...
Digo: Si tu pense jolie, tout ce que tu fait serais jolie. No tengo ni idea si los franceses entenderían la idea (la broma es más para los que estamos en clase y adrede no está bien redactado), pero bueno...

domingo, 28 de marzo de 2010

Oh claridad

Mis planes, todos, se destrozaron en menos de un mes. Todo lo que había esperado durante años se vino abajo. Pensé que les rêves sont uniquement rêves y que el cielo era injusto... y en ese instante, oh claridad, en forma de animal de cuatro patas. Lo vimos y nos encantó. Nos movió la cola y pensé que el pobre iba a abandonar a la fuerza todo lo que había conocido en su corta vida... sus papás, sus hermanos, su rutina... y nos lo llevamos y se sintió extraño, parecía triste... y luego de algún tiempo reaccionó. Empezó a mover la cola y a lamer, a saltar y hacer travesuras. Lo descubrí cambiado y mucho más tierno... y creí nuevamente, sonreí desde el fondo. Una Luna llena nos iluminaba... mi conciencia está más limpia que nunca. Hice todo lo que estaba en mis manos hacer... todo lo que un perro puede hacer para evitar ser despojado de su todo: chillar. Todo por lo que muchos hubieran tirado la toalla hace años... y seguí, persiguiendo un sueño que se acabó cuando me quitaron lo importante... pero hoy, oh claridad. Me mira y creo que como él puedo superar lo que pasó porque no tengo nada de qué arrepentirme. Lo di todo y más, eso es más que suficiente para agarrar valor, al menos hoy.

El círculo - Kevin Johansen

viernes, 26 de marzo de 2010

Knockin' on heaven's door

Fueron cuatro puñaladas certeras, cada una más cercana al corazón: Cause you could be mine, but you're way out of line. No pude aguantarlo y lloré… hacía una semana que no lloraba por ello, pero simplemente no aguanté: “Tienes que dejarme ir”, y ahora ¿a qué costo?
Siempre que estábamos juntos -y con tiempo- trataba de hacerle escuchar cuatro de los grupos que esperaba poder ver en vivo en algún momento de mi vida: Led Zeppelin, Kiss, Jamiroquai y Guns and Roses. Así que cuando la avalancha de artistas empezó a caer en nuestro país mi esperanza de que vinieran estas bandas creció y, mejor, mi esperanza de oírlas personalmente junto a ella.
Mi estrategia particular con Guns and Roses fue tratar de acercarla a You could be mine por intermedio de Terminator II. Se la vendí así, aunque nunca le llamó la atención porque simplemente no había visto antes la pela. Después, Sweet child of mine… siempre me la pasaba cantándola… cantándosela. El resto de temas trataba de oírlos cuando estábamos juntos, para que se le pegaran por recordación, tal cual ocurrió con un par de canciones de Kiss: Sure know something y Every time I look at you. Con el resto de temas me refiero prácticamente a Knockin' On Heavens Door y November rain.
Cuando la noticia de que Kiss tocaría en el Perú corrió, pensé “excelente”, sin embargo, nunca tuvimos la oportunidad de ver a los locos esos porque justo el día del concierto ocurrió uno de los acontecimientos más trágicos por los que pasé el año pasado: el fallecimiento de mi querida abuela Aurora. Una gran pena que amarraba otra menos grave, pero no por ello menos lamentable.
Después se fue a Francia y luego otra noticia: Guns and Roses en Lima. Y quise ir, desde luego, y quise ir a pesar de que sabía que iba a extrañarla durante toda la noche, de que iba a mirar mi mano y no iba a encontrar rastros del anillo que me dio hace casi siete años y que mi pulgar izquierdo iba una y otra vez a buscar un sólido inexistente en mi anular… y así lo hice durante la noche de ayer, esperando verla allí, a un lado, sonriéndome, o poniendo cara de cansada o de payaso.
“Tienes que dejarme ir”. Seguro que sí. Feels like I'm knockin' on heaven's door. Sebastian, mi hermano menor, en tanto daba brincos bastante curiosos. Her hair reminds me of a warm safe place where as a child I'd hide. Tres canciones consecutivas. Tres golpes consecutivos. Mi corazón rebotaba en un sístole y diástole de aquellos. No lo pude calmar. When I look into your eyes I can see a love restrained … Y fallecí allí mismo.

So if you want to love me
then darlin' don't refrain
or I'll just end up walkin'
in the cold november rain.
Do you need some time
on your own
do you need some time
all alone,
everybody needs some time
on their own
don't you know you need some time
all alone…

Ella debió haber estado allí, conmigo, disfrutando de ese momento que tantas veces quise que compartiéramos. No fue absoluta, la felicidad, porque de nada sirve tenerlo todo en la vida cuando se está solo, cuando no está la persona con la que uno quiere envejecer. Ja, hace poco me dijeron que me iban a aumentar el sueldo y que ya no iba a ser redactor de la publicación en la que escribo, sino subeditor. Ja, lo primero que me vino a la cabeza fue “cuando se lo cuente se va a alegrar”, y cuando me di cuenta que al volver a mi casa no iba a verla recibirme con una mueca y un poco de arroz, papas sancochadas, choclo, atún y huacatay… Ja. “Tienes que dejarme ir. Te va a hacer bien estar solo, como a mí”. Una risa para no llorar, mas no como anoche, que no pude esconder la nostalgia de nadie, sobre todo, de mí mismo.

November rain - Guns and Roses

jueves, 25 de marzo de 2010

Mayonesa y café

No importa cuan abajo pueda caer uno... la mano de un amigo siempre podrá alcanzarnos. Eso creo. Gracias Mariela por tu tiempo y la historia que a continuación corté y copié del correo que me enviaste. Un verdadero éxito (el café!!! el café!!!).

Mayonesa y café

Un profesor delante de su clase de Filosofía sin decir palabra tomó un frasco grande y vacío de mayonesa y procedió a llenarlo con pelotas de golf.

Luego le preguntó a sus estudiantes si el frasco estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.

Así que el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco de mayonesa. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir que sí.

Luego...el profesor tomo una caja con arena y la vació dentro del frasco. Por supuesto, la arena lleno todos los espacios vacíos, así que el profesor pregunto nuevamente si el frasco estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron Con un 'sí' unánime.

El profesor enseguida agrego 2 tazas de café al contenido del frasco y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían en esta ocasión.

Cuando la risa se apagaba, el profesor dijo:

'QUIERO QUE SE DEN CUENTA QUE ESTE FRASCO REPRESENTA LA VIDA'.

Las pelotas de golf son las cosas importantes,

Como la familia, la pareja, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona.

Son cosas, que aún si todo lo demás lo perdiéramos y solo éstas quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas.

Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la casa, el auto, etc.

La arena es todo lo demás, las pequeñas cosas.

'Si ponemos la arena en el frasco primero, no habría espacio para las canicas ni para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con la vida.

Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes'.

Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad.

Juega con tus hijos, tomate tiempo para asistir al doctor, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita.

Siempre habrá tiempo para limpiar la casa y reparar la llave del agua.

Ocúpate de las pelotas de golf primero, de las cosas que realmente importan.

Establece tus prioridades, el resto es solo arena...

Uno de los estudiantes levantó la mano y pregunto que representaba el café.

El profesor sonrió y dijo: 'Que bueno que lo preguntas... Solo es para demostrarles que no importa cuan ocupada tu vida pueda parecer, siempre hay lugar para un par de tazas de café con un amigo'.

Ojalá que llueva café - Juan Luis Guerra

domingo, 21 de marzo de 2010

Palomitas de maiz

Hoy amanecí pensando en Baires o Madrid, creyendo que estaba encerrado en un sueño del que no podía despertar. Los últimos meses han sido eso: una especie de adormilanamiento que no parece ser real, no parece ser lo natural luego de tantos años de contar con una feliz compañía.
Hoy amanecí con una melodía en la cabeza y la idea de seguir, porque eso es lo único que uno puede hacer ante la adversidad… vaya, recordé al vendedor de palomitas de maíz de El Alquimista, un tipo que toda su vida había soñado con viajar y en lugar de hacerse pastor, para cumplir con su meta, se consiguió un carrito para vender su canchita y, bueno, se la pasaba haciendo ello en lugar de buscar su Leyenda Personal (así le llama Coelho), es decir, se inclinó por lo que más tenía a la mano y, creo yo, se detuvo porque ¿para qué ir a buscar un sueño cuando se tiene algo seguro?

La melodía empezó entonces al compás de la voz de Silvio Rodríguez:

En el borde del camino hay una silla
la rapiña merodea aquel lugar.
La casaca del amigo esta tendida
el amigo no se sienta a descansar.

Cuando uno realmente desea algo, el universo conspira para realizar ese deseo. Creo en eso, pero también que cuando uno realmente quiere algo, tiene que enfrentarse a lo que sea con tal de hacerlo realidad. Nada en este mundo sucede a partir de una cadena infinita de milagros. Ahora bien, tampoco es que esta teoría de intercambio equivalente sea completamente certera, pues no siempre se consigue lo que se quiere ya que ello puede depender de muchos factores ajenos a uno.

Sus zapatos de gastados son espejos
que le queman la garganta con el sol
y a través de su cansancio pasa un viejo
que le seca con la sombra el sudor.

Cuando empecé a trabajar en El Bocón pensé que estaba bien, pues siempre había querido laborar en un diario que se vendiera a nivel nacional y porque, a mi corta edad, ganar esa experiencia –precisamente- estaba bien. Sin embargo, luego de terminar la universidad el diario se convirtió en mi más grande enemigo para alcanzar mi sueño de irme a estudiar al extranjero. Mi jefe inmediato de por entonces estaba decidido a no brindarme la oportunidad de aprender otro idioma, vital para mi interés de salir del país. “¿Para qué? Si ya estás trabajando”. Así me quedaba sin tiempo. No podía darme el lujo de contar con un horario favorable. Después de pensarlo muy bien y asegurarme de tener todo el apoyo necesario (mi familia, mi enamorada, mis amigos) renuncié.

En la punta del amor viaja el amigo
en la punta más aguda que hay que ver.
Esa punta que lo mismo cava en tierra
que en las ruinas, que en un rastro de mujer.

Estudié inglés durante algunos meses y pensé que estaba bien, pero a pesar de ello, con el correr de los días, comencé a sentirme un completo inútil, una carga para todos los que me rodeaban. Busqué chamba durante algún tiempo. Si no hubiera sido por algunos freelos y mi novia me hubiera vuelto loco. Tan estresado andaba que a mi hermana se le ocurrió la feliz idea de llamar por mí desde Cambridge y probar suerte… “un curso en el exterior, una vez acá, averiguar por alguna maestría será más sencillo… trabajas, dominas el idioma”. Pero no, todo se me aparecía de una forma demasiado desordenada y, peor, no concebía la idea de irme sin mi armonía. “Luego te daría el alcance”, me decía ella, pero no. Era demasiado complicado y yo la quería demasiado como para aceptar separarme de ella y de mi sueño, que también la incluía a ella… nuestro sueño, para ser exactos, porque luego de varias conversaciones habíamos coincidido en que viajar era algo que ambos queríamos… y mejor si pudiera ser a Inglaterra o Francia.

Es por eso que es soldado y es amante
es por eso que es madera y es metal
es por eso que lo mismo siembra rosas
que razones de bandera y arsenal.

Cuando me dijeron que haría prácticas en El Comercio me sentí excelente y cuando, meses después, me contrataron, no cabía en mi medio cuerpo. El único trabajo por el que yo podía detener mi sueño era El Comercio, y no tuve ninguna duda. Mi gloria empezó entonces a estudiar francés y yo lo vi bien. Hablábamos mucho sobre un futuro en el que ambos estábamos en París, tomando café, y pensando en terminar nuestras maestrías, en un futuro en el que teníamos un departamento frente al mar, un perro… y yo, particularmente, una niña, diciéndonos papá y mamá… una niña con sus ojos y su empuje… y mis manos y mi personalidad magnética (XD)… ella en una institución formidable y yo de profe universitario, radiante…
A veces, cuando caminaba rumbo a la redacción sentía mis piernas pesadas, aburridas. Me preguntaba qué estaba haciendo y hacia dónde quería llegar… y todo apuntaba al viaje. Creo que esto nunca se lo dije o si se lo dije, seguro que no me prestó la atención suficiente. Cuando me comunicaron que ya no seguiría más en el trabajo me puse como idiota, apenas y pude aguantar el llanto. “Las cosas pasan por algo”, me dijo Fabricio, mi jefe. “Tú dices que tienes planes de irte a estudiar fuera, de repente es la oportunidad para que hagas eso”. Luego empalmé con la chamba que ahora tengo en la PUCP y de arranque pensé que sí, que ya era tiempo de velar por ese sueño, nuestro sueño, y por eso, agradecí sobremanera que tanto ella como yo tuviésemos el tiempo necesario para estudiar francés. Y hablábamos sobre nuestro futuro, todo el tiempo… y siempre estábamos juntos... y nos mudamos a Magdalena del Mar en mayo del 2009. Y aquél año pensé que no íbamos a poder salir del país a menos que nos fuéramos por vacaciones. Quería ir con ella a Buenos Aires, pero la gripe, la maldita gripe del chancho no nos dejó.

El que tenga una canción tendrá tormenta
el que tenga compañía, soledad.
El que siga un buen camino tendrá sillas
peligrosas que lo inviten a parar.

Siempre que he tenido sillas en medio de mi camino he cometido el error de detenerme a descansar… felizmente todo el tiempo había algo que me empujaba a seguir… hasta donde yo tenía idea, mi hermana, mi enamorada, una serie de casualidades. Cuando mi pequeñita me dijo que se iba a ir a Francia lo primero que sentí fue miedo, pero luego lo tapé y traté de asimilarlo con una sonrisa… me consolaba creyendo que era nuestra posibilidad de hacer realidad todo ello por lo que habíamos caminado juntos. Pensé que si no me hubieran dicho “hasta acá nomás” en El Comercio justo en ese instante, jamás hubiera tenido el tiempo necesario para alcanzar un nivel de francés apto para tentar la posibilidad de viajar este año. Si no hubiera entrado a un trabajo como el que tengo en la Católica tampoco, pues el horario de oficina que me ofrecieron acomodó el tiempo para el estudio. Hasta entonces pensé que el universo entero estaba conspirando para que ella y yo fuéramos felices cumpliendo nuestras metas…

Pero vale la canción buena tormenta
y la compañía vale soledad
siempre vale la agonía de la prisa
aunque se llene de sillas la verdad.

Cada vez hay más sillas y cada vez los problemas se hacen más agudos. Parece como si algo no quisiera que vaya y, la verdad, tengo la mitad de las ganas de ir de las que tenía en setiembre del año pasado por todo lo que he vivido en el último mes. A veces uno espera una señal para saber si lo que se está haciendo es lo correcto… a veces, esa señal tiene que provenir desde lo más profundo del corazón. Es como una certeza increíble, como cuando sabes que adoras a alguien y que eres capaz de hacerlo todo por ese ser en particular. Racionalmente no existen palabras. Emocionalmente, solo el amor… solo el amor, aunque a veces no baste.

Historia de las sillas - Silvio Rodríguez

sábado, 20 de marzo de 2010

Espera

espera1.
1. f. Acción y efecto de esperar.
2. f. Plazo o término señalado por el juez para ejecutar algo; como presentar documentos.
3. f. Calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder sin reflexión. Tener espera. Ser hombre de espera.
4. f. Puesto para cazar esperando a que la caza acuda espontáneamente o sin ojeo.
5. f. Especie de cañón de artillería usado antiguamente.
6. f. Carp. Escopleadura que empieza desde una de las aristas de la cara del madero y no llega a la opuesta.
7. f. Der. Aplazamiento que los acreedores acuerdan conceder al deudor en quiebra, concurso o suspensión de pagos.
8. f. ant. Moneda de Levante.

Incertidumbre sin piedad. Acción de aguantar la desgracia como un puño y esperar un efecto que sabe Dios se podrá dar. Para andar hay que empezar a caminar. Para tomar una decisión no se puede, jamás, proceder sin reflexión. Aplazar lo inaplazable solo conduce a la impaciencia... a la locura... y en ese final del derrotero solo pena y desazón. Los milagros se hacen. Lo que uno quiere se hace. Lo que no, simplemente se detiene en el tiempo y se olvida.

La espera - José Luis Perales

jueves, 18 de marzo de 2010

... Y aquí acabo

“Vaquita”, solía decirle mi hermano menor, y yo me mataba de risa al ver el rubor en su rostro. Era ya 2005 y teníamos algunos meses de vivir juntos. Convivíamos en la casa de mis padres, pero eso no me importaba. Había llegado allí con una presión foránea fortísima, pero eso no me importaba: ya me había dicho te amo luego de haberme repetido hasta el cansancio que era incapaz de amar. Ya me había dicho que creía que dos personas podían pasar el resto de sus días juntas, contentas, luego de un larguísimo tiempo en el que solo decía que algo así era imposible… ya había cambiado de parecer respecto a las relaciones y, vale, seguía diciéndome que yo la había salvado, que yo era su punto de apoyo… pero yo no quería que dependiera de mí, pues siempre pensé que ella valía más de los que tipos con los que creció y que siempre le repetían que fracasaría y que la felicidad junto a otro solo podía ser sustentada con dinero.
Un día se quiso ir. Meses después, yo la boté de mi casa en un arranque de impotencia. Pensé que nunca íbamos a salir de esa, pero lo hicimos. Por aquél entonces trabajaba en El Comercio y me creía dueño del mundo. Por aquél entonces ella ya movía sus cartas para salir del país. Siempre decía que este Perú, de gente que no cree en nadie y explota al prójimo, solo la hacía sufrir y que su sueño era viajar a París a tomarse un café. Yo sonreía y le decía, ya iremos, pero nunca hice nada, como ella, para hacer realidad ese sueño y temía… temía mucho que pudiera irse a Madagascar, Egipto o Rusia sin mí, pues todos sus papeleos –el 98% al menos- los hacía sin mí… y eso me hacía sentir que se quería escapar de todo, incluyéndome.
El 1 de mayo del 2009 nos mudamos a un departamento chiquito en Magdalena. Ahora que lo pienso no sé si reflexionó bien lo que hacía. La primera vez que compartió un cuarto conmigo lo había hecho por un supuesto miedo a dormir sola en casa de mis padres. “¿Estás segura de lo que estás haciendo? ¿sabes lo que va a significar esto ante los ojos del resto? ¿sabes el nivel de compromiso que tendremos que asumir a partir de eso?”, le consulté, y ella me contestó “Sí”, pero no. Un día se quiso ir, no porque anduviéramos mal, sino porque ya había solucionado los problemas que la llevaron hasta mi domicilio, y eso me pareció un retroceso para nuestra relación. Un día se quiso ir. Meses después, yo la boté de mi casa, y hasta este momento me arrepiento de eso. Fue la primera vez que creí que no la iba a poder hacer creer de corazón en algo, como cuando me dijo te amo o como cuando empezó a hablar de matrimonio (que para mí, el de ambos, había empezado en el momento en el que me había dicho aquél sí).
Cuando llegamos hasta Magdalena para mí fue la gloria: cada frase que salía de nuestros labios sabía a unión, a compromiso, a futuro compartido. Los muebles, las sillas, el reloj de la sala, la cocina, todo, absolutamente todo era de los dos, y eso me encantaba. Entonces, me volví frágil… entonces reforcé la idea de que ella era mi ella, la mujer de mi vida. Entonces me debilité, empecé a tener fe en que todo lo que hacíamos era para los dos y que mi meta, la de tener una familia junto a ella, estaba bien encaminada. Debilidad no podía ser creer con el alma en algo.
Poco más de tres meses después ella llegó a la casa con una noticia que lo ha cambiado todo. Yo no sabía por qué, en verdad, ya ni recuerdo bien cómo fue… si me encaró con miedo o con dicha… lo cierto es que me dijo que le habían aprobado en una universidad francesa y que no iba a rechazar la oportunidad. De pronto todo se me vino abajo: NUESTRO futuro se estancaba, creí eso. NUESTRO futuro se hacía oscuro, distante… y la pena, y el miedo… y el no saber por qué razón había querido tanto vivir conmigo cuando sabía que cabía la posibilidad de dejarlo todo. “Tú vas a ir a darme el alcance en un año. Ya lo he pensado bien: yo puedo llegar y averiguar cómo puedes viajar. Acá tú puedes postular igual que yo. Yo puedo trabajar y ahorrar plata para que a ti se te haga más fácil llegar luego”, y su optimismo me tranquilizó. Mierda, estaba hablando de los dos. Iba a esperar por mí: mi sueño podía esperar porque había nacido a partir de mi relación con ella y porque, además, yo siempre había querido ir a Francia a tomarme un café con ella y a estudiar, esto último, desde que estaba en el colegio. Adapté entonces mi futuro porque consideré que era NUESTRO futuro. Y aguardé, con pena, el momento de despedirla, temiendo que fuera a dejar de quererme en el momento en que se diera cuenta que no me necesitaba más, pero pensando que el año que nos íbamos a dejar de tocar iba a irse rápido y confiando en que sea lo que fuera siempre íbamos a pelear por vernos pronto porque eso era importante para los dos… para los dos. Hoy, después de 179 días sin verla, no tengo ni idea de lo que pasará con ambos. Lo único de lo que estoy seguro es que ya no quiero hacerme ningún tipo de ilusión, porque duele cuando todo se rompe como un vaso de cristal contra el suelo... y aún así mi corazón late... y la extraño...

Distancias - Leuzemia

El anillo II

Y no podría asegurar que lo asesinaron, pero algo de pesar carga consigo el pobre. Tiene el pecho abierto de tristeza y cada vez que me mira lo hace con una nostalgia que parece quitarle cualquier atisbo de brillo plateado. Pensé que nunca lo haría, pero hace unos días lo arranqué de mi dedo. Simplemente no soportaba contemplarlo al lado de su primo, otro que había concebido como el símbolo de una promesa: encontrarla nuevamente y no dejarla nunca más.
Lo arranqué de mi dedo en medio de una depresión que ya tenía tres semanas atormentando mi alma y luego de decidir que tendría que salir de ella sin ayuda de nadie o, más específicamente, sin ayuda de mi gloria, pues esta vez no estaba a mi lado para darme su mano. Ese aro era, es, ella, de allí que lo tenga ahora resignado en una cajita llena de recuerdos metálicos.
No tengo ni idea de lo que pasará más adelante. Por primera vez en mi vida me había quedado sin ningún plan. Por eso el terror que me ha consumido durante los últimos días. Por eso la melancolía… el miedo a perder aquello que considero lo más importante de mi vida… el pánico a dejar morir todos los sueños que alguna vez quise compartir. Aún no me levanto de eso, pero lo voy a hacer… gracias a todas aquellas personas que han aparecido de pronto, justo cuando más las necesitaba, al apoyo de mi familia y uno que otro outsider sonriente, pues a partir de todo ese cariño, y a mi casi ultrajado amor propio, nuevamente tengo planes, varios.
Es interesante como funciona la memoria. Hay tantas cosas que a uno se le vienen a la cabeza cuando está afligido… saben, hace mucho que no experimentaba el deseo de escuchar frases alentadoras y filosofar, pues nunca está más filosófico un hombre que cuando está triste. Cuando uno está mal, se piensa en las cosas que realmente son significativas para uno… y veo el anillo aquél, bueno, no en plata y hueso, en mi cabeza, y luego miro el dedo anular de mi mano izquierda y creo que algo falta, pero no puedo hacer nada para cambiar ello.
Antes de estar con mi armonía yo solo funcionaba. Iba de la universidad a mi casa y de mi casa a la universidad, salía con mis amigos y reía, pero no reía desde el fondo. Creía que el mundo era así, que uno tenía que seguir andando como una oveja tratando de hacer el bien sin mirar a quien y evitando hacerse problemas. Luego de estar con ella reí, me cagué de risa. Empecé a querer ir al cine, al teatro, a un concierto. Quise experimentarlo todo con ella y enseñarle a ver el gusto en las cosas simples, como mirar el cielo, descansar sobre el césped del bosque (de Letras) o escuchar música tranquilamente a obscuras… y aprendió, le dio importancia a todo ello porque venía de mí, su angelito. Todo eso fue muy lindo, pero no bastó… al tiempo, eso no era suficiente ya para hacerla feliz… y quizá tampoco a mí.
Empezamos a trabajar. Ya podíamos darnos el lujo de ir al cine, al teatro, a un concierto, así que los momentos para contemplar la luna, sentir el grass o escuchar Bijou (de Queen) se empezaron a reducir. Ya no éramos más los chicos que se enamoraron, ahora nos amábamos y , claro, como no, nos peleábamos, la mayoría de las veces por lo mismo, por tonterías que tal vez pudieron haberse solucionado conversando bonito, sin discutir, pero bueno, eso ya es historia antigua.
Luego sigo…

Tres cosas: La historia del aro que llevaba puesto (en mi antigua casa), Bijou, y un poema del cubano José Ángel Buesa… no por algo particular, solo porque es triste y cálido a la vez.

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
no sé si me quisiste... No sé si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Catarsis

En medio de mi debilidad le escribí a una de sus íntimas: “Yo creo que un amigo no es solo quien te dice ‘vamos a salir’, ‘anímate’ o cosas así, sino aquél que nos apoya en los momentos pesados, piensa en uno no solo cuando le va mal o, llegado el momento, tiene la capacidad para criticarnos y hacernos avanzar"… avanzar, permíteme avanzar, gritaba al cielo sin encontrar respuesta alguna, y es que las plegarias sirven para aferrarte a algo que no entiendes y que puede darte fuerza, pero las respuestas, el apoyo, solo se encuentra en un compañero, un pata, un brother.
Tantas justificaciones he escuchado en estos últimos días y tantas palabras de aliento incondicional. Anoche, en medio de una locura que no tenía límite y que parecía arrasar con su pena toda mi racionalidad, escuché algo que me devolvió la cordura: “Diego”, me dijo el buen Ángel Hugo. “Todas las personas son egoístas. Todas las personas solo piensan en su felicidad. Ahora te toca pensar en la tuya, siempre ha debido de ser así”. En efecto, muy pocos, como nosotros, somos capaces de aceptar ser como Superman –otra grande de mi causa-, es decir, rescatar una y otra vez a la indefensa Luisa Laine sin que esta tenga idea que quien en verdad está tras todos esos músculos y superpoderes es el idiota de Clark Kent y, lamentablemente, yo fui un Kent demasiado animal.
Anoche también tuve la suerte de encontrarme en el msn con mi sobrina… fue una suerte porque me explicó cómo funcionaba ella durante el tiempo que pasaba en EEUU y la época en que regresaba a Perú. Ella, sin dudarlo, me dijo que parecía ser dos personas distintas… una completamente liberada, viviendo una realidad alternativa en donde no existen preocupaciones y otra, normal, digámoslo así. Pero lo que más me chocó al leerla fue el hecho de saberla comprometida hasta el tuétano con un chico al que apenas veía dos veces al año. “Él quiere venir a trabajar acá para verme, pero pensamos que lo mejor será que yo averigüe la forma de ir a estudiar allá”. Palabras lindas. Sueños compartidos. La posibilidad de cada quien se sacrifique a su estilo y en lo que puede por una relación que considera valiosa.
Mi amigo Pelícano también me dio una lección importantísima y que a continuación parafraseo: “Todo lo que has querido en tu vida lo has hecho pensando en ti y en la persona a la que amas, eso está bien. Tú desde el inicio has sabido hasta dónde querías llegar con ella, eso está bien. Pero para tener una relación exitosa con alguien ambos la tienen que tener clara, ambos tienen que saber cuáles son sus sueños y qué tan importantes son el uno para el otro. Chochera, una vida junto a otra es eso, una vida de dos”. Si lo que quieren no es lo suficientemente importante lo van a olvidar, lo van a dejar tirado a un lado del camino y van a seguir andando a buscar otra cosa.

Viviendo deprisa - Alejandro Sanz

domingo, 7 de marzo de 2010

Algunas divagaciones

¿Qué tan importante es decir te quiero? Es señores y señoras, muy importante, tanto como demostrarlo con pequeños y/o grandes detalles. Es como besar… te nace hacerlo, te da gusto hacerlo y, lo mejor, el que recibe el gesto se queda con un buen sabor de boca. No tengo más argumento que este, por el momento, en parte por mi estado anímico calamitoso.
Cuando un empieza una relación con otra persona, creo yo, lo natural es que planifiquen ciertas cosas. Ir a la playa el domingo, verse para ir al cine, llamarse religiosamente a las 9 de la noche, en fin. Cuando uno prolonga una relación con otra persona, lo normal es que esas cosas que planifican se tornen mucho más tiradas a largo plazo. Conocer a los padres de cada uno, convivir, tener un hijo juntos. Cuando uno ve la vida en pareja, lo corriente es que los sueños de ambos se mezclen y adapten. Lo usual es que el sacrificio se vuelva su bandera, sin que este sea excesivo.
“Hoy día hago esto por ti porque puedo, mañana haces eso por mí porque tu puedes”. Cuando se tiene una relación, es obligatorio pensar en el otro porque ese otro es importante para uno… y se toman decisiones compartidas en pos de una mejor convivencia CONVERSANDO, siempre conversando.

Cito un fragmento de “La teoría del papel” escrito por su servidor bajo una idea de Johanna Pilco:

La amistad se puede diagramar de la siguiente forma: Dos globos unidos a través de una cañita. Cuando uno pierde aire, lo gana el otro. "Bonita forma de definir lo que te ocurre", le dije a Margarita, trasformadísima luego de conocer a quién según ella era el amor de su vida, un tipo serio, capaz de emanar tranquilidad hasta en la situación más adversa. "La persona perfecta para ella", como le expliqué tiempo después a Augusto, el día de su boda.

Tu amiga se alejó de ti. Le hubieras sacado en cara su dejadez. No, porque entiendo que estabas muy ocupada tratando de rehacer tu vida. Igual, esa no es excusa. Disculpa. Termina por favor de explicarme eso de los globos...

Repito: Cuando uno pierde aire, el otro lo gana a través de la caña, y cuando uno se va desinflando, el otro le cede un poco de oxígeno para no dejarlo extinguirse, ¿pero qué ocurre cuando uno de los dos es tan egoísta que solo recepciona y se olvida de su siamés compañero? El otro termina muriéndose de pena. Exacto.

Detalles - Óscar de León

sábado, 6 de marzo de 2010

Compromiso

compromiso.
(Del lat. compromissum).
1. m. Obligación contraída.
2. m. Palabra dada.
3. m. Dificultad, embarazo, empeño. Estoy en un compromiso
4. m. Delegación que para proveer ciertos cargos eclesiásticos o civiles hacen los electores en uno o más de ellos a fin de que designen el que haya de ser nombrado.
5. m. Promesa de matrimonio.
6. m. Der. Convenio entre litigantes, por el cual someten su litigio a árbitros o amigables componedores.
7. m. Der. Escritura o instrumento en que las partes otorgan este convenio.


Obligarte a efectuar lo correcto, por más jodido que parezca, es parte de una promesa que pocas personas pueden cargar consigo. Sacrificio es su complemento así como enormes ganas de mantener la fidelidad de sentimientos como instrumento de confianza. Dar cuando se tiene el poder para hacerlo y recibir en igualdad de condiciones. Ir hasta la China si es necesario, con un empeño mayúsculo, de esos que brindan orgullo, de esos que certifican que el amor es invaluable y que el otro, la otra mitad de uno, vale oro.

Compromiso - Javiera & Los Imposibles

jueves, 4 de marzo de 2010

¿Rutina del mal?

Qué poderosa es la rutina y qué tan poco valorada es por todos. Cuando jode, cuando aburre, cuando no hace más que enfriar relaciones o deprimir los corazones es verdaderamente un fiasco de sensación, sin embargo, cuando se configura respecto a un tercero bien puede significar que esa persona nos vale la pena.
Uno no tiene una rutina con un extraño. Por lo general, uno tiene una rutina con alguien cercano, con alguien quizá considerado familia.
Cuando me mudé con mi enamorada el año pasado dejando atrás el hogar de mis padres, donde había vivido 25 años, empecé a estimar mucho más los desayunos de los domingos que prepara mi papá, los momentos en los que me ponía a jugar PlayStation con mi hermano menor, las conversaciones con mi hermano mayor por las noches y el contemplar a mi madre ver una serie televisiva sin siquiera pestañear, cosas que en el instante en que ocurren y/o tienes a la mano no destacas.
Eso lo he vuelto a vivir mucho más fuerte desde que pegué la vuelta y vi cómo mi querida Armonía se subía a un avión hace ya seis meses. Tantas veces le había llamado la atención por los ganchos –de cabello- que dejaba en cualquier lado y que siempre terminaba yo recogiendo del suelo… y tantas veces me había largado por ello, por una cuestión tan insignificante, pero que difícilmente ocurriría con otra persona.
Ella se fue el 21 de setiembre del año pasado. Cuando volví a mi casa del aeropuerto lloré al notar el negro resplandor de uno de esos bichos tirado sobre el suelo de nuestro departamento… hoy en día añoro cada detalle, cada sonrisa… los sábados de ir a dejar la ropa en la lavandería, de ir al mercado de Magdalena… el regreso a nuestro hogar –de lunes a jueves- después de asistir a nuestras clases de francés, la forma como me regañaba los domingos por no limpiar o el tono de su voz cuando me increpaba por jugar sin parar con mi PSP.
El sábado pasado asistí a una reunión en la que vi como una pareja, recientemente incorporada al club de los convivientes, discutía por una cuestión tan absurda como el dejar los ganchitos regados por doquier. Los vi tan lindos y tan ignorantes de su suerte que me entró la idea que hoy intenté explicar mediante este post. Extraño incluso eso, las peleas bobas, pues estas no se tienen con cualquiera, solo con alguien que, como repito, uno puede llamar familia. Y es que, a fin de cuentas, las cosas simples son las que generalmente nos hacen más felices.

Rutina - Roberto Carlos

martes, 2 de marzo de 2010

Sobre la soledad

Esta vaina la redacté hace años... por alguna razón volví a toparme con el papel donde la escribí, así que... vaaaa, supongo XD

La vieja soledad establece una consideración especial llamada costumbre. Generalmente, esta situación adormece cada músculo del cuerpo y, en especial, de la solemne (y ciertamente maltratada) alma. Costumbre es quedarse sentado sin más ánimo que el quedarse sentado; costumbre es no tener el más mínimo gusto por cambiar un objetivo. Costumbre es vivir todos los días igualitos esperando terminarlos, aún sabiendo que el siguiente va a ser semejante.
La vieja soledad establece una dudosa y relativa sensación de vacío, de incompetencia, de complejidad innecesaria. Va acompañada de una angustia inescrupulosa y compacta, todoterreno de pena, de nostalgia… felizmente existen los días variados, las situaciones sorpresivas, los encuentros inesperados, los amigos.

Más guapa que cualquiera - Sabina y Páez