jueves, 17 de febrero de 2011

Le llaman gato

Justo pensaba que muchas personas puede que tengan la suerte de un minino salado: todo el tiempo están cayendo, mas siempre terminan de pie... y entonces, ¡bam! veo un artículo en Xatakaciencia titulado ¿Podría un gato sobrevivir a una caída desde un rascacielos?
El mismo medio coloca en su serie Singularidades extraordinarias de animales ordinarios que el gato "lejos de ser adorable, es un asesino y un problema psicoemocional para muchas personas", y, respecto a su forma de comunicarse, cita al etólogo y zoólogo inglés Desmond Morris: "el ronroneo indica un estado de ánimo social amistoso: por parte de un gato herido por ejemplo, puede considerarse como señal para un veterinario de que necesita ayuda, o una señal a su dueño, dándole las gracias por su amistad".
Según el blog Doctor Mascotas, "a pesar de que el gato es considerado un animal egoísta, sí es amoroso y sabe compartir, pero solo con las personas a las que quiere. Cuando él siente amor por alguien, lo ama a morir, y cuando no, simplemente le muestra su indiferencia".

Pablo Neruda tiene un poema titulado Oda al gato.

Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
solo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

Y bueno, para que esto quede redondo, cuento por qué demonios me dicen gato. Según explica mi amiguísimo Ángel Hugo (de memoria tan prodigiosa como la del buen Shabuko), fue él quien originalmente empezó a llamarme así, seguramente por lo flaco (dice que por mi andar cansino y digno XD). Ahora bien, coincidencia con lo anterior o no, mi apodo está relacionado con la cantidad de veces que le canté a mi amiga Rosita la canción del Gato volador. "¿Cómo es la canción del Gato volador?", "¿Cómo es la canción del Gato volador?", "¿Cómo es la canción del Gato?", "Gato", terminó diciéndome... y así quedé bautizado durante mi primer año en San Marcos. FIN.


No me gustan tanto los gatos: son animales impredecibles que parecen verte el alma cuando los miras directamente a los ojos. Da la impresión que muchas veces son malagradecidos, que van y vienen según les viene en gana, a diferencia de los perros (de fidelidad comprobada). Sin embargo, supongo que la chapa me queda, por lo flaco, por el asunto del ronroneo y, tal vez, por esa capacidad extraña de observarlo todo y prepararme para una caída. Maulladas al margen, también tengo que admitir que los mininos son lindos y la independencia que pueden llegar a tener es incluso envidiable.

PD: Se viene el Día Internacional del Gato.

Cool cat - Queen

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