sábado, 14 de diciembre de 2013

Y no salimos de las sombras II

Acabo de apagar mi segundo cigarro. Mi ansiedad ha llegado a límites que no son nada saludables. Mi corazón es un desastre y debo admitir que he llorado escuchando algunas canciones tristes.
Mi receta ante la pena siempre ha sido oír música pachanguera y sonreír mucho, pero ahora mismo no tengo ganas de nada más que de dejarme absorber por la oscuridad de mi habitación. El circulo ha vuelto a su estado habitual. Salvo la desesperanza, todo está como hace un mes, como si todo lo ocurrido en las últimas semanas hubiera sido tan solo un sueño.
Hace unos días estaba muy optimista -y otra vez, claro está, la felicidad es efímera bla bla bla-, tanto que incluso me crucé con una ex, una de las pocas con las que no me llevo bien, y pensé "se ve que está contenta, ¡qué bueno!" sin ningún tipo de malicia. Fue sincero y entenderlo así, por ello mismo, me pareció fantástico: "estoy tan contento que quiero que todos estén contentos también", pensé. Qué tal baboso.
Me había estado cuidando muchísimo de no comprometerme, pero al final lo hice y lo que pasó fue un golpe directo. "No te ilusiones huevón", pero ya era tarde. Y entonces, como si lo supieran de instinto, las que siempre han estado detrás aparecieron en caída libre.
No sé si esta sensación de vacío y pena sea por ella per se o porque todo me ha recordado, una vez más, que aparentemente solo ha existido en mi universo una persona capaz de haber considerado mi amistad como la base de una buena relación más íntima, lo cual me altera, me da rabia. Con esas, y para demostrar que dios se ríe de nosotros cuando... buscando mi camiseta extraviada del Sporting Cristal me topé con un antiguo álbum de fotos en donde esta persona y yo dábamos rienda suelta a nuestro cariño en cada imagen. Obviamente no me estoy cagando de risa. Y si alguien arriba piensa que esta es una ironía saludable, que la xupe.     

Tu locura - Gustavo Cerati

viernes, 13 de diciembre de 2013

Y no salimos de las sombras

Verbena de comunicación, San Marcos. Mis amigos reían. La música sonaba fuerte. 2001, octubre. Le acababa de decir que me gustaba a la chica que por aquél entonces me gustaba. La respuesta fue "no". Y prometí nunca más volver a decirle a alguien algo parecido, porque eso del "sí" o el "no" me crispa los nervios. Hasta la fecha he cumplido cabalmente mi palabra. He reído mucho y he llorado mucho. Luego de aquél encontrón con la realidad y de acabar con la esperanza destrozada, lo único que quise fue no verla más y partí en carrera hacia mi casa. Sin embargo, recuerdo haberle sonreído y dicho que todo iba a marchar bien, volver hacia mis amigos y despedirme uno por uno, subir a un micro y llegar hasta mi hogar. Una vez en mi cuarto, el llanto, la pena. Hacía mucho que no me sentía como en aquél momento. Sinceramente, pensé que nunca más me iba a poner así, como un chiquillo idiota que no comprende lo que pasa a su alrededor luego que la ilusión ha sido rota. Me da gusto saber que puedo aún confiar y querer como antaño lo hacía, pero duele... duele a menudo comprobar que algo de mi yo antiguo está aún dentro mío, porque ese tipo era muy fácil de embaucar.

A los ojos - Los Rodríguez  

sábado, 7 de diciembre de 2013

El primer tomo en mi mano

Y mi regalo por Navidad llegó por adelantado. Finalmente, en mis manos está el primer tomo de La palabra del mudo del genial Julio Ramón Ribeyro. Quienes me conocen entenderán lo importante que es para mí haber podido conseguir el libro, quienes no, pues deberían leer mi post Julio Ramón, la palabra del mudo y yo (o Él es el culpable) donde lo explico.


En el libro se distinguen tres partes: Los gallinazos sin plumas (1955), Cuentos de circunstancias (1958) y Las botellas y los hombres (1964). Como que ya tengo lectura para los próximos dos días (¡chan!). Definitivamente la felicidad está en lo simple. Ojo: aún me hace falta el tomo II para tener la colección completa. A por él.

martes, 3 de diciembre de 2013

Como diría Fernando Pessoa...

Lo que es necesario es ser natural y calmado
en la felicidad o en la infelicidad.

PD: Si yo pudiera morder la tierra toda..

Felicidad - Los Iracundos

lunes, 2 de diciembre de 2013

Bitácora de un gato en Lima: Bicicleta

De París a Lima. Me motivaba muchísimo la idea de aprender a montar bicicleta en París para así superar uno de mis tantos miedos y, de ser posible, verme manejando al lado del canal San Martín, pero el tiempo pasó y no tuve la oportunidad de volverme lo suficientemente experto en el arte de andar sobre dos ruedas. Sin embargo, gracias a una amiga colombiana y toda su paciencia logré experimentar lo que es subir a una bici y pedalear sin caer en el intento. Fue en el bosque de Vincennes. Fue super. 


Con el ánimo a mil y la confianza ganada, horas después me veía tratando de perfeccionar mi técnica muy cerca a los Campos Elíseos (ay sí, ay sí) con otra linda colombiana de profesora. Mientras todo ello pasaba, mi corazón saltaba de emoción ante la idea de poder hacer lo mismo en Lima, al lado de mis amigos más queridos, así que apenas tuve la plata, ya en mi rico país -pollo a la brasa consumido- me animé a comprar mi primera bicicleta: una elegante montañera color celeste a quien llamaremos, desde ahora, Leopolda (es broma :P).


La verdad es que estoy muy feliz de haberme comprado una bici. Ahora más que nunca, en Lima se está viviendo un momento en el que se ha reivindicado este tipo de transporte y yo tengo muchos patas que salen a pasear en bicicleta los fines de semana, así que ello me motiva a seguir aprendiendo y a mejorar, pues por ahora pierdo el equilibrio con facilidad y me aterra el hecho de cruzar avenidas demasiado transitadas. Ayer, por ejemplo, mi orgullo me ayudó a no caerme mientras un par de perros mordisqueaban mis piernas. Fue gracioso. Al menos ahora ya puedo ir a comprar pan más rápidamente.  

The bike song - Mark Ronson & The Business Intl

lunes, 25 de noviembre de 2013

Ciudad de pobres corazones

No me verán arrodillado ♫



Es duro mantener una relación "a la antigua" en estas épocas de Twitter y Facebook. La vieja forma de comunicarte con el ser querido está casi obsoleta: hablar cara a cara. La percepción de cómo nos llevamos con otro pasa a ahora por el lado cibernético. Si te puso un "like", si te vio conectado y no te saludó. Huevadas. Si tuviste una "mala conversación" por el chat, ¿eso debería ser determinante? Hay quienes somos mejores siendo nosotros mismos acompañados por la noche y un café.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Ta p'tite flamme

Il y a quelque chose de la vie dans tes yeux qui rient ♫



La respuesta de mi corazón ha sido bastante aceptable a cualquier intento de enamoramiento. De más está añadir que la razón se ha mostrado impecable. Supongo que son los años los que brindan la confianza y la facilidad para salir de cualquier situación comprometida. Ya son treinta. Ahora mismo hay una canción que no sale de mi cabeza, así como la sensación de que me puede ir bien si la miro directamente a los ojos. "Me hace reír", es lo que últimamente digo. Que me entretenga una chica la hace interesante en mi lista de virtudes que debería tener una candidata a enamorada, y que me quiera, obvio... que es lo más difícil. Con todo, no me puedo quejar de todas las sonrisas que estoy regalando.

jueves, 17 de octubre de 2013

Lima aquí

Y el tiempo pasa. Y es necesario tener el coraje suficiente para no tropezar con las mismas piedras. Toda decisión es el inicio de algo y algo no es nada. Lima es linda, a pesar de lo gris de su cielo. La paso bien aquí. Eso es magnífico.

Lo estamos pasando muy bien - Los Prisioneros

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Bitácora de un gato en Amsterdam: Balance europeo

A pocas horas de pisar nuevamente mi patria siento la nostalgia prevista. Los ultimos dias los he pasado bastante bien, pero algo en el corazon me decia que iba a extranyar Paris, en particular, y Europa, en general... y ya lo pienso... Sin embargo, mas alla de toda pena, el balance europeo es genial: una maestria en el CV, una pila de amigos grandiosos de todas las nacionalidades y una vision sobre el mundo y sus posibilidades ampliada enorme y genialmente. En el camino aprendi a cocinar, a montar bicicleta... a vivir mas intensamente que nunca. Aprendi, en especial, que uno nunca deja de sentir algun tipo de ausencia, sobre todo, si se ha tenido la oportunidad de vivir lejos de su pais de origen, ya que siempre se esta extranyando cosas, a algo o a alguien, asi que es imperativo aprender a lidiar con ese sentimiento. En Lima me esperan mis amigos de toda la vida y mi familia... En Lima espero aplicar lo aprendido profesional y personalmente hablando... ese es el reto: a seguir creciendo... a seguir sonyando.

PD: Tildes omitidas por culpa del tipo de teclado.

He vuelto - Willie Gonzales

jueves, 19 de septiembre de 2013

Bitácora de un gato en Manchester: Con la cabeza

Acabo de volver a casa luego de asistir a mi primera fiesta en esta ciudad, últimamente fría, húmeda y gris, a lo Lima. Pues resumiendo: música extraña (parecía electrónica), gente que solo hablaba y chicos y chicas muy parecidos los unos de los otros (casi todos blanquiñosos). Por ello mismo, y más que nunca en Europa, me sentí el distinto, el exótico... aunque la falta de baile y mi limitado uso del idioma inglés me causaran modorra.
Fui con mi hermana. Si hubiera ido con mi hermano seguramente hubiera campeonado con todo y vuelta olímpica (bueno, nunca tanto), pues sobre el final una chica, que resultó ser española, se me acercó y me empezó a hablar. Yo feliz, hecho un capo, porque me contó que había hecho una maestría en literatura hispanoamericana y que adoraba la poesía, así que tema de conversación teníamos ambos. Las sonrisas, las miradas, los coqueteos... pensaba yo... ¿esto está pasando? Y en lo mejor se aparece otra chica que resultó ser francesa (punto para mí, ¿no?), y la primera se quedó un instante tiesa y luego no dejó de enviarle  miradas super tiernas a la segunda, ni de acariciarle el cabello, de agarrarle la mano o de decirle cosas bonitas. Supuse que jugaban lewis con palmadas y que no sabía que carajo estaba yo haciendo allí... Un varón más entrenado, como mi hermano, por ejemplo, hubiera pensado no con la cabeza, sino con la cabeza (no hay error en la oración anterior), y hubiera llegado a la siguiente conclusión: "mejor para mí", mas yo me sentí estorbando.
Fui con mi hermana, quien al verme luego me comentó algo que, a su vez, le había dicho un amigo de ella con quien se la había pasado dialogando: "Esas (con las que está Diego) son locas, así que seguro y todo termina en un ménage à trois". Si hubiera ido con mi hermano, porque es hombre y no piensa con la cabeza, sino con la cabeza (¿ven que vuelvo a escribir lo mismo?), hubiera contado con esa información durante la reunión y no después de ella, como ocurrió finalmente. Así que ahora estoy en casa, escribiendo esto...

Digital love - Daft Punk

lunes, 9 de septiembre de 2013

Bitácora de un gato en Manchester: Encuentra las siete diferencias

Algunas cositas que me llamaron la atención tras mi primer día de marcha en solitario en Manchester rumbo al Fog Lane Park:
1) En Manchester las calles tienen un orden lógico: grandes avenidas marchan en paralelo. Si las sigues llegas a un lugar medianamente conocido en donde puedes encontrar transporte para cualquier lado de la ciudad. En París puedes andar horas y horas en círculos y desesperarte si no andas con un mapa a la mano.
2) No se si era por el relativo mal tiempo (salía el Sol, garüaba, salía el Sol), pero el parque al que fui estaba completamente vacío. Por ahí un par de personas corriendo, otros jugando fútbol (oh, mygod, juegan fútbol aquí, que bacán), y otros lanzándole comida a los patos y gansos (la señora que lo hacía tenía un perro y al verme contemplarle me regaló una sonrisa -punto para Manchester). En París, en cambio, un parque hubiera estado mejor cuidado y lleno de gente tomando sol, relajándose o compartiendo un picnic. 
3) La gente es super amable en Manchester. Simplemente por saber eso paré a un par de personas en la calle y sonrientes me indicaron la dirección que tenía que seguir (tres puntos más para Manchester). En París te mandan al diablo, sobre todo si no hablas francés. Los parisinos son unos malhumorados pesados.
4) No hay mujer mejor vestida y linda que la parisina (cien puntos para París). En Manchester, o en Inglaterra (dada mi experiencia en Liverpool, Chester y Londres), las mujeres no se visten bien, pese a que parece que se van a ir todo el tiempo de fiesta. Lo siento, pero da la impresión de que estuvieran yendo a "trabajar", if you know what I mean.
5) La limpieza de las calles es incomparable en Manchester. En las afueras se pueden encontrar incluso calles muy lindas, llenas de flores y jardines perfectamente cuidados, pasto al lado de las veredas con árboles que le dan un colorido muy particular a cualquier caminata. París, en cambio, más allá de su mugre, tiene ríos como el Marne que distraen y refrescan la vista. Caminar tomando vino al lado del Sena siempre fue y será una de mis actividades favoritas. 
6) Las habitaciones son medianamente grandes en Manchester: no se vive como en ratonera. En París el costo en dicho rubro es altísimo y lo que uno consigue por un riñón sirve apenas para guardar el otro. Con 19 metros cuadrados -el mínimo espacio reglamentado por ser humano- uno no puede moverse mucho: un sofá cama, un baño, una cocina, that's it... todo en un mismo ambiente a veces. Una merde
7) El clima está loco en Manchester, cambia -como ya lo mencioné antes- de un momento a otro, pero no es abusivo. Me gusta mucho cuando llueve aquí: todo el asunto de sacar el paraguas o caminar bajo la lluvia me encanta. En París el clima mata: si hace frío, te jodiste... y si hace calor, calatéate. Lo bueno es que lo puedes medir: difícilmente tiene cambios de temperatura bruscos, así que te da la oportunidad de prepararte.

PD: Obviamente Manchester no es Londres, que es capital como París... sin embargo es una de las ciudades más grandes del Reino Unido, lo que debería bastar para el comparativo. Aquí no siento el estrés que parecían tener los habitantes de París, es más, tengo la sensación de estar más en un pueblo que en una gran metrópolis. Lo que no sé si es bueno o malo, dada mi condición de siempre capitalino. 

I want it all - Queen

domingo, 8 de septiembre de 2013

Todo mi afecto puse en una ingrata...

Y dice...

Todo mi afecto puse en una ingrata... - Mariano Melgar

Todo mi afecto puse en una ingrata,
y ella inconstante me llegó a olvidar.
Si así, si así se trata
un afecto sincero,
amor, amor no quiero
no quiero más amar.

Juramos ser
yo suyo y ella mia.
Yo cumplí, y ella no se acordó más
mayor, mayor falsía
jamás hallar espero;
amor, amor no quiero,
no quiero más amar.

Mí gloria fue otro tiempo su firmeza,
y hoy su inconstancia vil me hace penar,
fuera, fuera bajeza
que durara mi esmero;
amor, amor no quiero,
no quiero más amar.

PD: Yaraví - Mariano Melgar

Si dos con el alma
se amaron en vida
y al fín el destino
separó a los dos

Ya ves que es tan honda
la pena sentida
que nada hay mas triste
que el último adiós.

En esa palabra
que leve murmura
y en ese gemido
que lanzan los dos

Adiós mi adorada
mi fiel compañera
ya no volveremos
a vernos los dos.

Ni verse prometen
ni amarse se juran
y en ella se dicen
para siempre adiós. 

Ingrata - Café Tacuba

sábado, 7 de septiembre de 2013

Bitácora de un gato en Manchester: Raro, pero optimista

Después de múltiples despedidas en la Ciudad Luz, pues llegué a Manchester. Un día de espera en aeropuerto tras aeropuerto. Lo primero que hice en Inglaterra fue aguardar por mi hermana frente a una tienda que curiosamente se llamaba "Delicias de Francia", y allí sentí la pegada, lo raro de estar en un lugar distinto que no fuera París. Fue fulminante y extraño, pero así de rápido me despedí de esa sensación. El recuerdo de muchos abrazos, me imagino, hizo lo suyo en ese instante, y me sentí tranquilo, super optimista. Debo admitir mi nostalgia curiosamente apenas horas después de mi partida... en el avión, incluso, diciéndole adiós a la tierra que tanto bien y mal me trató. Quiero a mis amigos, todos juntos, los que he hecho en este mundo extenso. Los quiero a todos... a todos juntos, bien juntos, conmigo.

Come together - The Beatles

viernes, 6 de septiembre de 2013

Bitácora de un gato en París: Les amis (o Carta de motivación para decir hasta pronto)

À Paris j'ai confirmé que non tout est définitif, que la vie te donne des surprises à chaque moment… que les rêves sont comme les saisons de l'année: parfois avec du soleil et parfois ils ont des feuilles en tombant au milieu de la rue. Ils sont comme les saisons de l'année parce qu'ils changent grâce à différents facteurs (non nécessairement climatologiques, mais plutôt sensitifs et, en même temps, rationnels). Je ne regrette rien et, surtout je remercie avoir pu connaître un groupe de personnes si génial… je le remercie au temps, parce que il m'a permis de vivre avec ce groupe beaucoup des situations quotidiennes et des situations extraordinaires et ça est important pour faire un lien amical plus fort. Malgré de toute l'expérience qui m'a donné Paris, c'étaient les personnes qui ont fait que cette ville vaut la peine. C’est important, parce que loin du foyer, les amis se convertissent en famille et plusieurs de vous ont été comme des frères et sœurs pour moi dans un moment ou l'autre… des frères et sœurs qui écoutent à travers d'une base très jolie: l'affection, et ce vaut plus que tout l'or du Pérou ou ce importe plus que quelque tour. Par cela et encore beaucoup de choses, je remercie votre compagnie dans ceux-ci presque 12 mois de lutte… ses sourires, ses gronderies, ses conseils…  je me porterai chacun de ces gestes en les gardant dans le lieu le plus sûr que j'ai: ma mémoire. À Paris j'ai beaucoup voulu (et presque je suis tombé amoureux, hahaha), j'ai beaucoup renié, j'ai marché beaucoup, j'ai beaucoup mangé, j'ai beaucoup connu… voilà, j'ai vécu beaucoup, j’insiste: je ne regrette rien.  Tout sera bien parce que chaque minute est un défi que c'est nécessaire assumer avec volonté et avec un bon esprit. Je leur désire le meilleur du monde et j'espère que l'univers conspire pour que nous nous voyions les visages de nouveau, peut-être un peu plus vieux, mais toujours souriants et pleins d'estime et de foi dans l'avenir, de plus orgueilleux de notre passé et en profitant du présent. Pour cela c'est la vie.
Alors, comme il dit la chanson: « Il n'est plus qu'un "à tout à l'heure", il n'est plus qu'un bref adieu ». Cuídense y hasta pronto. Nous nous voyons à Lima, à Paris ou à Beijing si c'est le désir de la vie, de nos cœurs et de nos poches. A bientôt.

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Quien escribe es periodista de profesión, peruano y bachiller en Comunicación Social graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de mi país y baaa... a lo importante:

Algo que confirmé en París es que no todo está dicho, que la vida te da sorpresas, que sorpresas te da la vida (ay, dios), y que los sueños son como las estaciones, en algunos momentos soleados y en otros con hojas cayendo en medio de la calle, pues cambian de acuerdo a una serie de factores (no necesariamente climatológicos, sino más bien sensitivos y, al mismo tiempo, racionales). No me arrepiento de nada de lo que he hecho y agradezco infinitamente, sobre todo, el haber conseguido rodearme de un puñado de personas a las que aprendí a entender y a querer con el tiempo y el compartir de situaciones cotidianas y extraordinarias. Más allá de todas sus bondades, cultura y la experiencia que me ha dado París, son justamente estas personas quienes han hecho que esta ciudad valga la pena, pues lejos del hogar son los amigos quienes pasan a convertirse en familia y muchos de ustedes en su momento han sido como hermanos y hermanas que escuchan partiendo de una base genial y reconfortante: el cariño, y eso vale más que todo el oro del Perú o que cualquier torre erigida por el hombre. Por eso y muchas cosas más, agradezco su compañía en estos casi 12 meses de lucha... sus sonrisas, sus regaños, sus consejos, ya que me llevo cada uno de esos gestos conmigo guardándolos en el lugar más seguro que tengo: mi memoria. En París he querido mucho (y por un pelo no me he enamorado, jajaja, uds. saben), he renegado mucho (uds. saben, aussi), he caminado mucho, he tomado mucho, he comido mucho, he conocido mucho... etcéteta... he vivido mucho, insisto: no me arrepiento de nada. Tengan por seguro que todo marchará bien de ahora en adelante porque cada minuto es un reto que hay que asumir con voluntad y buen ánimo (aunque a veces uno no esté con tantas ganas). Les deseo lo mejor del mundo y espero que el universo vuelva a conspirar para que nos estemos viendo las caras, quizá un poco más viejos, mas siempre sonrientes y llenos de estima y fe en el futuro, además de orgullosos de nuestro pasado y disfrutando el presente, que para eso es la vida. Así que, como dice la canción: "No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós". Cuídense y hasta pronto. Nos vemos en Lima, París o en Beijing si así lo quieren la vida, nuestros corazones y nuestros bolsillos. A bientôt.

Jipi jay - Pepe Vásquez / Gianmarco       

viernes, 30 de agosto de 2013

Bitácora de un gato en París: Decir chau y adiós

Confirmé que no me gustaban las despedidas cuando miré a mis padres, hermanos y a mis mejores amigos mover sus manos y decirme "chau" hace como un año, cuando dejé Lima y vine a estudiar a París. Son tristes, sí, y te dejan la sensación de que estás dejando atrás algo importante que difícilmente puedas volver a ver. En aquella oportunidad fue triste, sí, pero en el fondo sabía que era más un "hasta pronto", ya que iba a ver a toda esta gente genial nuevamente, porque viven en mi país y porque son personas que quiero, que me quieren y que de hecho harían lo que estuviera a su alcance para reencontrarse conmigo. Por otro lado, es aún más triste, sí, cuando le dices "adiós" a alguien que no sabes a ciencia cierta si volverás a ver en lo que te resta de vida. Por ello mismo, y como he estado tratando de hacer, pese a que no me gustan las despedidas, intento pasar la mayor cantidad de tiempo posible con los amigos que he hecho en Francia. Duele, a varios ya les he dicho "adiós", por más que en algunos casos, tal vez, sea solo un "chau, hasta pronto", considerando que la mayoría de ellos son latinos y ahora, más que nunca, tenemos planes de viajar por todos nuestros países (si se da la oportunidad). Y pensar que antes no tenía a quien abrazar.
Por otro lado, algo que me parece atroz de una despedida es que cuando llega hace que todas nuestras expectativas respecto a lo importante que somos para alguien se disuelvan. Es triste, sí, cuando crees que le importas mucho a una persona y ella no reacciona al verte partir.


PD: Nunca hay que dar por sentado nada, la verdad. La mujer que yo creía el amor de mi vida se despidió de mi en un aeropuerto. Yo le había prometido no llorar y me tragué mi dolor con tal de no hacerle sentir mal. Justo antes de meterse al embarque me miró con cara de "te quiero abrazar", pero lejos de poder correr a sus brazos, sabía que a nuestro lado estaba su madre, quien me detestaba -entre otras cosas- por "pobre", y si me le lanzaba -como que tenía ganas de hacerlo- seguro esta hubiera armado un escándalo destructivo para la condición en la que se encontraba mi ex (despidiéndose de sus seres queridos). Así que la miré con cariño y le sonreí mi mejor sonrisa obligándome a decirle solo un "hasta pronto". Durante los meses siguientes le repetía a la distancia que me moría de ganas de darle aquél abrazo que nunca le di, que eso sería lo primero que haría al darle el alcance en París, pero como "todo tiene su final, nada dura para siempre", la relación se hizo trizas y ese abrazo se secó en el desierto de lo imposible. Conclusión: Nunca más dar por sentado algo... y abrazar mucho a quienes queremos como si no los fuéramos a ver jamás.

La despedida - Daddy Yankee

miércoles, 28 de agosto de 2013

¿Qué es la poesía?

¿Qué es la poesía? - Gustavo Adolfo Becker

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.

ENTONCES... pienso...

-Dime que me quieres
-Te quiero... pero, a veces las palabras no alcanzan para decir lo que uno siente. La poesía es ir más allá. Es superar los límites de la palabra para poder brindar una imagen de aquello que se tiene en el corazón.
-Dime que me quieres...
-Ok, te lo digo a ti, que estás sola...

Intimidad - Mario Benedetti

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto

no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos

pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno

juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga

un vestigio
y un abrirse y cerrarse
el paraíso

ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío

quiero que me relates
el duelo que te callas

por mi parte te ofrezco
mi última confianza

estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.

L'amour - Carla Bruni

martes, 27 de agosto de 2013

Sobre violines y adioses

Decir adiós es difícil. Despedirse de un ser querido es terrible, asusta tanto o más que cambiar un sueño por otro... La muerte es el último escalón. De ella no escapan ni los más sabios ni los menos guapos. Violines en el cielo presenta la historia de Daigo Kobayashi, el ex celista de una orquesta sinfónica disuelta. El desempleo lo obliga a regresar a su pueblo natal en donde se termina dedicando al arte de preparar difuntos para su último viaje, un trabajo menospreciado que le traerá algunos problemas y cuestionamientos.
La cinta data del 2008 y se hizo acreedora al Óscar a la mejor película extranjera. Es super, porque, como me dijo la persona que me la recomendó, trata sobre un tema que le atañe mucho a la vida: la propia muerte.  Yo añado, como plus a la experiencia, que tiene momentos muy divertidos -a pesar de tratarse de un drama- y que otros temas encerrados en torno al principal son el orgullo, el cariño por lo que uno hace y las sorpresas que nos pueden dar las personas, que no porque callen o se encuentren lejos dejan de querer (pues cada quien tiene sus motivos, sean correctos o no). Una obra de arte.

viernes, 23 de agosto de 2013

Mis problemas con las mujeres

Hay cosas que un hombre nunca llega a saber: los deseos ocultos de una mujer ♫



Quizá sea la víspera del inminente viaje de retorno (aunque aún no sepa cuando pisaré Lima, sé que viajaré a un país más civilizado el 6 de setiembre: Inglaterra), pero ahora mismo me siento un poco consternado porque creo que los problemas del bobo que dejé atrás, hace un año, pueden volver a presentarse a mi regreso, como si el tiempo no hubiera pasado. Es cierto, vivir en París me ha hecho tener otra visión de la vida, pero si bien yo he cambiado, crecido o mejorado (como quieran tomarlo), en mi tierra todo sigue igual... la gente sigue siendo la misma. Mientras pienso por unos segundos en todas estas estupideces, me mojo un poco la cabeza y termino concluyendo: aún estoy en Francia. Aún hay días de diversión y sufrimiento por aquí... ya cuando este por allá, dios proveerá.

PD: ¿Será el 23?

Pero siempre que acabo con chicas de mi edad termino con problemas, con bastantes problemas ♫

miércoles, 21 de agosto de 2013

Bitácora de un gato en París: Nadar

Supongo que es así como deberían funcionar los lugares públicos en un país civilizado: ordenadamente. Al menos aquí eso resulta con las piscinas de la ciudad. Tres euros y puedes practicar un deporte sumamente beneficioso para la salud. Yo fui ayer y fue... mmm... primero un poco raro, pero luego interesante. De arranque te piden respetar algo que llaman el circuito de limpieza: entras sin zapatos a la zona de vestidores, te cambias, allí dejas todo a excepción de tu toalla, luego pasas a las duchas por el remojón de rigor y, finalmente, al agua patos. Al salir, haces lo mismo, pero al revés, garantizando -supuestamente- la menor cantidad de gérmenes en los ambientes compartidos. Lo de sentirme raro pasó cuando vi que yo era el único con shorts en el lugar y la verdad me sentía observado, hecho que se confirmó cuando un empleado me dijo que no podía entrar con esa ropa a la piscina, así que me tocó comprarme un nadador super pegado con el que regresé al ruedo. Si en Perú se me hubiera ocurrido ir así a una piscina o a la playa definitivamente se me hubiera tildado de gay o raro y la gente se hubiera matado de risa en mi cara sin ningún remordimiento. Y allí estaba yo todo apretado, con un gorro en la cabeza, recordando un capítulo de Seinfeld en el que George sufre los estragos causados por el agua fría (if you know what I mean), y con una amiga que me sonreía y se divertía ante mi roche. Luego todo fue agradable, pues nadando uno se puede olvidar de todos sus problemas. En Francia las piscinas no existen como en Perú -generalmente- para divertirse haciendo chacota, por el contrario, son lugares en los que se va a hacer ejercicio, por ello mismo no puedes "relajarte" de espaldas dejándote llevar por el agua, bucear a lo loco o cruzarte frente a alguien de golpe. Hay que nadar y nadar, de un lado hacia otro, sin molestar al resto, sudar, por así decirlo. De allí que sea importante entrar con la indumentaria adecuada, por más que uno no este acostumbrado a tomarse el asunto tan en serio.

PD: También debió de ser gracioso verme sufriendo en las partes de la piscina que superaban los dos metros de hondo, pienso, por mi antiguo trauma y la manera en que me agarraba a los bordes, pero bueno... al temor no hay que hacerle caso.

Nightswimming - REM

sábado, 17 de agosto de 2013

Bitácora de un gato en París: Noche de juerga

Un parisino loco empezó a gritarme en el metro. Hablaba un pésimo francés, pero en su media lengua entendí que lo que quería era que me hiciera a un lado, pues supuestamente estaba estorbando el paso de la gente. En el vagón no habían muchas personas y las pocas que estaban detrás mío no tenían intenciones de salir aún del tren, así que, por lo que supe, el tipo aquél solo buscaba hacer una cosa: joder. "Estás loco", le dije en español sonriéndole. "Y después no quieren que pensemos que los franceses son malhumorados", y le seguí sonriendo mientras me colocaba a un costado. No dejé de hacerlo hasta que me bajé del metro, ya que creo que un acto así de cagón es mejor responderlo con algo completamente inesperado para ellos: la buena onda.
Por la noche, dos amigas rumanas y yo nos encontramos en la estación Passy y nos dirigimos a la soirée del Péniche River's King. En la entrada habían tres sujetos encargados de la seguridad y el acceso. Cuando nos acercamos, uno de ellos nos preguntó a dónde íbamos y, desde luego, le respondimos que a la fiesta. En el acto, otro nos aseguró que si no teníamos tickets no podíamos entrar (algo que no se señalaba en ningún momento en la publicidad del evento). "Desde luego que no los tenemos, los vamos a comprar", y un tercero, un tipo gordo y moreno, nos contestó -extrañamente- con ironía: "No me hicieron caso, entonces no los dejo entrar, así de simple". Fue tan extraño que al "quejarnos" con el equivalente a lo que en Lima sería un serenazgo este nos dijo: "Très bizarre, qué lástima que los hayan tratado así, lo siento". No había nada de raro en nuestro actuar, salvo que era obvio que los tres somos extranjeros. Sobre eso, éramos dos mujeres y un chico, ¡genial!, pues en París no dejan entrar a las discotecas a grupos formados solo por hombres o por muchos hombres y pocas chicas, lo cual deja eso de la liberté y la egalité tirando cintura. Ya la fraternité había sido dejada de lado. Como la noche aún era joven y teníamos que hacer lo posible por pasarla bien, nos fuimos buscando baile al Duplex, una discoteca ubicada muy cerca del Arco del Triunfo que tiene la particularidad de contar con dos pisos, cada uno con un tipo de música distinto al otro.


Sobre esto último, a pesar de que todo el tiempo trato de divertirme con lo que tengo a la mano, debo aclarar que no me gusta la música que pasan en las discotecas parisinas, ni siquiera en las que juran tener una "noche latina", pues aquí asocian "latino" con un "reguetón" que dios sabrá de qué parte de Latinoamérica vendrá. Por si fuera poco, cuando pasan alguna canción medianamente divertida -para nosotros, los latinos- como Ai se eu te pego (XD), los DJ's la destrozan remixeándola, algo que nos pasó anoche con I gotta feeling de los Black Eyed Peas. Asimismo, llega un momento de la noche en el que uno la tiene que pensar bien si quedarse o pollitos en fuga, pues los metros solo pasan los fines de semana a más tardar hasta las dos de la mañana, luego de eso toca tomar taxi para volver a casa (que no es algo práctico, sino carísimo) o esperar en el local a que las estaciones abran, golpe de 5:30 a.m. Ergo: si no la estás pasando bien y ya no hay posibilidades de coger un tren, pues caballero toca aguardar hasta que canten los gallos con el cansancio y el aburrimiento encima. Por eso, uno puede llegar a sentirse cenicienta en París, solo que en lugar de un príncipe azul hay que lidiar con los controladores.   


Pasando a lo que a ustedes les gusta: si se es varón, hay que tener las pelotas bien grandes o el dinero suficiente para levantar (sí, gozones, seguro eso querían saber). Lo de no poder ir a un local solo hombres no lo entiendo, pues si necesariamente tienes que ir con chicas para poder entrar, ¿cómo haces para decirles "amiga, te dejo bailando sola porque yo voy a ir a hacerle el habla a esa rubia que está más buena que el pan"? Por otro lado, las chicas son super mmmf, saben lo que quieren y están para cualquiera que la sepa hacer (bueno, nunca tanto). Asimismo, los chicos parecen cazadores al asecho de toda presa, sea rala o taipá. Estos pueden llegar a ser muy intrusivos (e incluso prepotentes y agresivos), tanto que llegan a desesperar, pues no entienden lo que es "no" y primero aprietan antes de preguntar "habla, ¿vas?" (eso en Lima sería causal de golpe directo al caramelo). En mi grupo de dos mujeres y un hombre soy, por ejemplo, invisible. Los tipos vienen a hablarles a mis amigas como si yo no existiera (eso en Lima sería causal de golpe directo a las boloñas), aunque para mi buena estrella y ego, cuando esto ocurre ellas se me pegan y les dicen "estamos con él". Lo que sigue a eso es mi guiño de ojo y una frase: "Man, I'm a lucky guy".
Si no hay billete, no te la puedes pegar en una discoteca en París. La de anoche tenía unos precios de infarto: un shot de tequila estaba 11 euros, la chela igual. Después de los 20 euros de la entrada, "hablaos causa". Lo curioso es que una botella de vino decente cuesta cerca de cuatro euros en un supermercado y la cerveza en un bar (como los de la rue Mouffetard) cuesta tres euros la pinta, así que si estás misión imposible una discoteca parisina no es un buen lugar para tomar alcohol, por el contrario, sí es un buen lugar para llegar mamado, aunque, claro, si estás ebrio corres el riesgo de que no te dejen entrar: una con otra. Honestamente, yo sigo pensando que no hay nada como el Centro de Lima para tonear: previas con una catedral en el Bolivarcito, bailar en El Directorio tomando unas Pilsen al polo, seguirla en el Bichama con unos márgaros y terminar desayunando pollo a la brasa en el Beguis de Colmena a las seis de la mañana, ¿qué más se le puede pedir a la vida?


PD: De las cosas más raras que me han pasado aquí en estos trotes menciono dos: 1) Entro al baño de hombres de una discoteca y me pongo a hacer fila para pasar a los urinarios. Habían dos, con dos tipos haciendo su negocio. De pronto, uno de ellos le empezó a ver la cuestión al otro y se ponen a conversar. El observado volteó luego con su vaina en la mano y me empezó a preguntar si me parecía que era grande o pequeña al tiempo que insultaba al otro tildándolo de ¿gay? ¿mirón? ¿criticón? Como mi mente latina no pudo con la escena me fui a hacer cola a un cubículo. Cuando se abrió el que esperaba, algo más razonable ocurrió: de él salieron un hombre y una mujer: provecho. 2) "Ustedes los latinos son muy conservadores", me dijo una amiga francesa al ver mi sorpresa por la disposición de los baños de hombre y mujer en el Club Mix: el mismo ambiente para ambos géneros. Chicos a los urinarios. Chicas a los cubículos. Uno puede estar meando mientras el reflejo de ello es trasmitido por el espejo a todos las personas que se encuentran aguardando su turno, sin distinción de sexo, color, orientación, tamaño o religión. Nunca tomé una sola cerveza en ese local.       

Feel so close - Calvin Harris

viernes, 16 de agosto de 2013

Bitácora de un gato en París: Arco del Triunfo

Ya casi todo está consumado. Hoy fui a recoger mi pasaporte con una renovación de visa para poder entrar al Reino Unido. El trámite duró una semana. Todo fue muy ordenado y sin ninguna sorpresa, algo que deberían aprender aquí en Francia. Justamente, a propósito de los franceses, hoy me llegó al correo una carta de la Prefectura de Val de Marne anunciándome la fecha para presentar mis documentos para la extensión de mi visa para la Unión Europea, pero eso ya no viene al caso, pues sin universidad que me acoja el próximo año no tengo posibilidad de pasar dicho asunto... Así que el siguiente destino es Manchester, donde me quedaré unos días con mi hermana antes de volver a Perú.
De regreso a casa, decidí hacer algo que no había hecho durante toda mi estancia en París: colocarme bajo la sombra del Arco del Triunfo, un monumento que he visto innumerables veces, pero nunca desde su regazo, como en esta oportunidad.


No sé si tenga mucho sentido, pero escribí allí lo siguiente: "Me dijeron ayer que si vivo ya estoy triunfando, pero no siempre la gente cree en palabras de esa magnitud. ¿Qué es el triunfo? ¿una victoria? Así como no hay finales felices porque el único final absoluto es la muerte (y eso nunca es algo a celebrar), el triunfo es algo que se alcanza y ya está, a lo siguiente. Sin duda, no se consigue estático, sino que se pelea por él, y una vez se le tiene entre manos se esfuma al instante (luego de saborearse, claro está), ya que se da solo en el momento en el que uno termina de luchar. El triunfo sí, es victoria, es alegría... es una coma en la vida, jamás un punto final... en el peor de los casos es una silla, solo eso... pero que rico es triunfar".

The final countdown - Europe  

martes, 13 de agosto de 2013

Antes de la medianoche

Como lo prometido es deuda, pues a lo hecho pecho: acabo de terminar de ver Before Midnight, la tercera parte de la trilogía que empieza con Before sunrise y continúa con Before sunset. Mi impresión: véanla, está super. Solo eso (no sin ver las previas, porque de lo contrario no van a entender ni un caraxo).


miércoles, 7 de agosto de 2013

La chica de humo

Y mientras la acompañaba en el taxi se me revolvía la cabeza. La noche había sido perfecta. Yendo de un lado hacia otro, hablando sobre lo mucho que habían cambiado nuestras vidas en los últimos años y dándonos cuenta de lo parecido que pensábamos sobre las relaciones producto de nuestras experiencias similares de vida y proyectos. Era justo verla a los ojos, mientras tomábamos unas cervezas en un local miraflorino, y preguntarme ¿por qué no?, pero la respuesta a esa pregunta era bastante difícil de contestar. Luego ella, en el taxi, abrazada a mí, con su cabellera oliendo a mil flores y una mano sobre una de mis piernas. Yo contemplaba su rostro. Supuestamente dormía. Yo pensaba: ¿la beso? pero la respuesta a esa pregunta era bastante difícil de contestar también, al menos en ese momento.
Años atrás la quise. Estaba templado y simplemente nunca tuve una oportunidad. Ya lo había visto venir: ella linda, con toda su gracia, y yo creyendo que era la indicada, que esas sonrisas, abrazos y frases lindas me estaban diciendo algo. No era así, al menos esa fue la versión oficial, y años más tarde, ambos con el corazón roto, nos volvimos a acercar. Debo admitir que fui al choque... ¡era obvio que estaba yendo al choque!... y hay que mencionarlo: era algo injusto, pues era obvio además que ella me gustaba -por todo el antecedente. Entonces, ella me contestaba las indirectas como siempre, con sonrisas, abrazos y frases lindas, mas algo había cambiado: ambos habíamos crecido... y era obvio, repito, que yo estaba yendo al choque sin medir ninguna consecuencia: un día intenté besarla mientras bailábamos, pero las malditas circunstancias jugaron en contra: un ex entrometido. "¿Qué mierda está haciendo aquí?", le dije entre Pisco y Nazca. "La verdad no tengo ni idea, pero como jode".
Otro día, mucho después del anterior, salimos a tomar y a bailar porque ambos teníamos ganas de divertirnos. Al fin solos, paseamos por muchos bares y hablamos de todo un poco... y, como siempre, ese hablar lo arruinó todo... si quieres ser pendejo, un consejo: sé frío, sé cauto, nunca des más datos de los que debes, nunca toques temas delicados, sobre todo si quieres ser pendejo y en el fondo no lo eres, no te sensibilices antes de lograr el objetivo... Eso no lo medí: allí estábamos ambos contándonos nuestras vidas y yo, mirándola, satisfecho porque había recuperado a alguien que en algún momento de la vida había perdido... a alguien que se ocultaba detrás de un mar de protección: aquella chica de la que me había enamorado alguna vez. "¿Por qué no?", me pregunté. "Seríamos la pareja perfecta, mucho más ahora que nunca". Y de pronto dejé de ir al choque y ella me atiborraba, para variar, con más sonrisas, abrazos y frases lindas. Luego la sentí un poco tocada por el alcohol y decidí acompañarla. "¿La beso?", maldito interrogatorio. "Si lo hago me puedo ir al infierno y ahora mismo no debería comprometerme. Quiero ir a París y, además, otra vez estamos jugando el mismo juego. La situación es muy parecida al pasado. No quiero terminar siendo nuevamente el idiota choteado. Por si fuera poco, me gusta también un hielo... ¿por qué meterme en más líos? Mejor ir con tranquilidad". Con la decisión tomada, seguimos juntándonos y la cuestión no dejaba de ser ambigua, ya que no terminaba de entender sus mensajes.
Otro día, poco después del anterior me aseguró que no tenía planes de volver con el tipo que hacía poco le había hecho sudar la gota gorda. Fue un avance. Sin embargo, a mitad del afane me dejó plantado en una cita. Renegué, maldije, puteé a todo por todo... y cuando volví a mi casa la noticia: aceptado en la Sorbonne, algo que le conté posteriormente. Ella se alegró por mí. "Te voy a extrañar", afirmó. "Yo sabía que en algún momento ibas a poder ir para allá".
Hace unos días recibí un mensaje suyo: "Te extraño. Me haces falta", en resumen. Ella había vuelto hacía ya unos meses con el sujeto con el que supuestamente no iba a volver y me enviaba una nota así de rosa. Le conté por delicadeza, curiosidad e ilusión la nueva nueva: "Es probable que este por volver a Lima". Después de saber mis razones, ella se alegró por la posibilidad de encontrarnos, "que bien, amigo", expresó... y lo siguiente de su parte fueron gestos de sonrisas, abrazos y frases lindas.      

La chica de humo - Emmanuel

sábado, 3 de agosto de 2013

Miedo al agua

Tras caer, mi pequeño cuerpo de seis octubres se aferró a su instinto de supervivencia. Seguramente fueron apenas unos segundos, pero en mi cabeza la eternidad me abrazaba fríamente y me presentaba una visión que hasta ahora me persigue: los ojos bien abiertos observando como el agua me tapaba por completo y como sobre ella se asomaba una luz. Allí arriba había aire, sin aire podía morirme, así que pataleé todo lo que pude y ascendí hasta poder agarrarme del borde en donde un minuto antes había estado contemplando a otros niños dar chapuzones y nadar. Un empujón desde atrás -un primo travieso jugándome una terrible broma- apretó tanto miedo en mi pecho que durante años me fue imposible liberar tal tensión.
En vano mis padres intentaron lograr que aprendiera a nadar. No. Me ofrecían de todo, desde juguetes hasta videojuegos, pero nada. Yo no podía dar mi brazo a torcer, en especial luego de aquél verano en el que me inscribieron a mi hermano y a mí en unas clases en la piscina del Campo de Marte. Junto a otros infantes, el terror de aquella escena en la que yo caía a las aguas y me hundía viendo su superficie me persiguió, sobre todo, después de que dicho malestar se hiciera una infeliz realidad: yo abriendo los brazos, tragando harto H2O -con saborcito a cloro- mientras el profesor me criticaba por no poder mantener la calma, ¡pero si era un nene!
Tiré la toalla y cada vez que mi generación de Grimaldos se citaba para ir a la piscina o a la playa yo solo me limitaba a contemplarlos. Parecía entonces que me perdía de algo fantástico, pero era incapaz de hacerle frente a uno de mis más grandes temores.
Un día, como siempre, poco antes de cumplir 14 años, mi padre se me acercó con un especial que El Gráfico sacó por el tricampeonato de Sporting Cristal, el equipo peruano de fútbol de mis amores. "Este es un regalo", me dijo. "¿Te gusta?". Fue la excusa para sentarse a mi lado y hablarme sobre un lugar increíble que acababa de descubrir camino a Puente Piedra. A un lado de la carretera había un local con una piscina y un profesor amable que no tendría más alumnos que nosotros dos. "Ya es hora de que aprendamos a nadar", añadió.
Cuando era adolescente, contaba mi padre, estaba en la playa con unos amigos pasándola de lo lindo. Lamentablemente, uno de ellos terminó embestido por las aguas traicioneras del mar limeño y acabó ahogándose, hecho que traumatizó a mi papá y limitó su capacidad para desear y poder aprender a nadar. Sin embargo, allí estaba él, años después, ya tío, frente a su hijo, bregando por la posibilidad de hacerle cambiar de opinión: y yo la cambié. "Vamos a intentarlo. Ok". Dos clases después, ambos nadábamos estilo perrito y espalda. Mi miedo evitó que aprendiera más, pero dadas las circunstancias eso ya era -es- un logro sorprendente.
No hay verano ahora en el que mi padre no ame ir a la piscina a relajarse y la última vez que estuve en Nice fue glorioso poder mojar mi cuerpo en un mar tan azul y especial, y en Toscana el acceso a una piscina las 24 horas del día fue lo máximo, pues ahora me encanta nadar: me relaja y divierte. Aún no puedo con los lugares hondos (es algo que no controlo, como mi temor a las alturas), pero trato, siempre trato de no dejar que el miedo me gane, pues eso nunca es una buena idea.

I'm so afraid - Fleetwood Mac  

jueves, 1 de agosto de 2013

Fría como el viento

No sé si te tengo, no sé si vienes o si vas ♫



Antes de saber que tenía una posibilidad de llegar a París me obsesioné con una chica a la que creía la mujer más fría del mundo. Me gustaba conversar con ella porque por alguna razón me metí en la cabeza que tenía la misión de entenderla, además, valgan verdades, me gustaba... tanto, que la primera vez que la vi me pareció una de las mujeres más lindas que había visto en mi vida. Con esas, el saldo no fue muy agradable. Una vez, solo una, fuimos al cine, y para mí fue la gloria entrar con ella, y mejor, salir con ella conversando sobre la película y creyendo que más momentos como aquél nos asegurarían una buena relación. Pero fría, al fin y al cabo, difícilmente pude medirla y sobre la marcha terminamos jugando al gato y al ratón durante un tiempo que me desgastó mares. Sin embargo, un día, cuando la toalla de besarla ya había sido lanzada al suelo me sorprendí teniéndola frente a mí, llorando como una magdalena: era humana, después de todo, así nadie más que yo lo creyera. Durante el transcurso de mi nuevo intento por descubrirla, recibí la respuesta de una universidad parisina y posteriormente viajé a Francia. Luego de saber que tenía una posibilidad de llegar a París no sabía si contárselo o no, pues me daba un poco de miedo saber cómo reaccionaría: con pena o indiferencia, así que finalmente opté por no contarle nada. Cuando se enteró, quizá molesta por no haberla tomado en cuenta, solo me pidió confirmarle la noticia para luego mandarme -vía chat- un gélido "ok, buen viaje".
Una vez en Francia, y conociendo mis escasas posibilidades de quedarme un año más, me descubrí casi por instinto preocupándome por una mujer con la que he vuelto a tener la misma sensación, la de estar frente a un iceberg más duro que el Titanic o mejor: ante un muro inquebrantable e infranqueable, aún más duro que el previo. "Es mi Waterloo", pienso ahora, porque cuesta mantenerse a flote. Me gusta, quizá sea que estoy solamente obsesionado con su terquedad, pero -rayos- me gusta e incluso creo que si fuera menos cerrada podríamos tener una super relación (de amigos, de ser solo el caso), mas no se le puede pedir peras al olmo, ya que uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser... y si ese es su carácter, ni haciéndole cosquillas. Yo creo en el amor, pero no necesariamente en el amor correspondido, que son dos cosas distintas. Yo creo en que es posible dar y recibir confianza mayúscula y que cada persona tiene la capacidad de sorprender a otra y de ser mejor cada día si así lo decide (algo que me demostró la chica de la que empecé escribiendo). Con esas, nuevamente me vi con el miedo de anunciar un viaje, la distancia forzada... y lo que recibí fue algo parecido: "ok, buen viaje", aunque con un floro más extenso y políticamente correcto. Insisto, cada quién con sus manías y costumbres, cada quién con su forma de enfrentar los problemas y de mostrar sus sentimientos... pero igual, jode... porque yo me la paso muy bien con ella y está claro que la voy a extrañar mucho así no haya un viceversa... quizá uno de estos días se lo diga... quizá.

PD: Algo que me pareció demasiado cague de risa :D



Colofón: Y claro, algo obvio... aún no sé si anunciarle a la chica del inicio mi probable vuelta... pues igual, hay un poco de temor al "a mí qué me importa".

martes, 30 de julio de 2013

Lobo, ¿qué estás haciendo?

Tres hermanos, como el cuento de los chanchitos. Un lobo vestido de mujer cambia sus vidas. Fantástica comedia francesa, distinta, bastante creíble y actual. Vayan a verla al cine o consíganse el DVD.

domingo, 28 de julio de 2013

Bitácora de un gato en París: Feliz 28

La fiesta peruana en París se llevó a cabo ayer en medio del Bosque de Vincennes... fue... digamos que fue algo pintoresca, pues además de desarrollarse en un lugar bastante caleta, honestamente se me hizo muy raro ver a tanto peruano junto tomando Inca Kola y comiendo causa, chicharrón, aeropuerto o un plato de picarones, además de a uno que otro gringo o gringa tratando de seguir los ritmos tropicales con los que bailaban los latinos.


Ya en 28, la verdad es que me fui de picnic con una mina argentina y, por la noche, a pasar un rato con la familia peruano-belga que me acogió al llegar a Francia. Lo que vino luego fue una pizca de patriotismo al oír música criolla y tomar la Pilsen Callao que tenía guardada desde hace un par de meses (y que llegó a mis manos gracias a una amiga que llegó de visita). Con todo, mis patas de otros países me "invitan" a cocinarles algo peruano creyendo que eso de mezclar insumos lo tengo en la sangre. Da gusto, mucho, saber que tienen en tan buena estima a nuestra gastronomía y, en general, a nuestro país y cultura (aunque muchos crean que Machu Picchu queda en Lima o je ne sais pas).

Esta es mi tierra - "Zambo" Cavero y Óscar Avilés

sábado, 27 de julio de 2013

Desilusión

desilusión.

1. f. Acción y efecto de desilusionar o desilusionarse.

desilusionar.

1. tr. Hacer perder las ilusiones.
2. prnl. Perder las ilusiones.
3. prnl. desengañarse.

Si realmente se marchan, ¿a dónde se van las ilusiones? ¿a un banco? ¿hacia un desfiladero? ¿a un universo paralelo? Si se pierden, ¿es posible recuperarlas? ¿atraparlas con las manos? Puede que sea lo uno o lo otro. Desafortunadamente existe el desengaño, el primo más chico del olvido, que ataca de sorpresa y las hace huir, marcharse... pero difícilmente las mata, y si así fuera, parcialmente, ¿en dónde terminan, las ilusiones? ¿en el cielo? ¿en el purgatorio de un corazón herido? ¿en su infierno personal? Quién sabe... y si así fuera, finalmente... ¿acaso no has oído hablar sobre la reencarnación? Nunca es tarde. Nunca es tarde. 

Desilusión - Stravaganzza

domingo, 21 de julio de 2013

Como diría Martín Adán...

¿Quieres tú saber de mi vida?
Yo sólo sé de mi paso,
de mi peso,
de mi tristeza y de mi zapato...

... Si quieres saber de mi vida,
vete a mirar al Mar.

PD: Escrito a ciegas

Despiértame nena - Pescado Rabioso

sábado, 20 de julio de 2013

Bitácora de un gato en París: Así es París, c'est la France

Lo dice mi amiguísima (y mexicanísima) Gabriela: "París es como una mujer", y yo pienso en todo lo que ello significa, sobre todo si se trata de una mujer "loca": "La puedes odiar, amar... pero siempre vas a sentir algo por ella. Te puede tratar bien, otras veces mal, pero cuando te sonríe te olvidas de todo. Es linda, sobre todo cuando se adereza. Es engreída, terca, a menudo intransigente, pero de pronto te puede mimar y hacer sentir el ser más especial del mundo por andar con ella". Terminar con París es como terminar con la persona que creías era el amor de tu vida.
Hace unos días recibí un disparo en la cien, distinto a cualquier otro que haya recibido antes (que los he recibido y sobrevivido): No me aceptaron en el Máster 2 de la universidad que me tuvo durante parte del año pasado y este 2013.
Mi primera reacción, debo admitirlo, fue ponerme triste, luego me deprimí y lo que hice fue hacer lo mismo que he hecho en París cada vez que he debido de tomar alguna decisión importante o enfrentarme a algún problema jodido: caminar. Y como siempre, desde luego, llegué hasta mi lugar favorito en esta ciudad, la Torre Eiffel, a llorar mis penas ante el gigante de hierro que he soñado con ver desde que tengo uso de razón. En ese momento estaba más tranquilo.


Cae la noche. Todo lo que he aprendido no se pierde. Quedan los recuerdos de una época linda en la que se dejó todo y se vivió con muchas ganas. Desde hace unos meses me preguntaba qué es lo que más extraño de Lima y la respuesta era siempre la misma: más allá de su gente, de MI gente, todas aquellas cosas que fueron parte de mi durante los últimos años. Es gracioso que muchas veces me haya sentido solo en París, deseando volver. Si en esos momentos me hubieran dicho "regresa a Perú", lo hubiera hecho sin dudar y sin ningún tipo de remordimiento, ya que en algunas situaciones, lejos de ser un dulce sueño, todo esto parecía una pesadilla... una pesadilla que yo mismo transformé en optimismo. Contra eso, no voy a negar que he sido muy feliz aquí y que me he enorgullecido por cada paso que he dado. Quizá no esté del todo bien adaptado, pero estoy tranquilo, y bajo ese sentimiento es mucho más complicado aceptar que si he de volver no sea por una decisión mía, sino por algo impuesto, por la horrible forma en que funciona el sistema francés y sus instituciones (las universidades, en mi experiencia), tan estresantes como un cláxon de tico sonando a dos centímetros de las orejas o una espera interminable.
"Es una pena, te voy a extrañar", me dijo anoche una amiga rumana. La expresión en su rostro, adornado por sus hermosos ojos verdes, me rompió el corazón. Fue en medio de un concierto abierto, realizado frente al Hotel de Ville de París. Yo entristecía, porque pensaba que ese tipo de cosas me iban a hacer falta: la enorme capacidad que tiene esta ciudad de sorprender y los amigos que hice a pulso. Luego fuimos a bailar a lo que se suponía era una soirée latina y nos aburrimos la mitad del tiempo ante el monótono reggaeton. Entonces pensaba: "Me hace falta el Mirador o alguno de esos lugares en Lima en los que mis patas y yo nos podemos amanecer sin aburrirnos. Me hace falta mi música. Además, allá también tengo amigos y planes".


Creo que el golpe aún duele, pero hay razones para pensar que si da lo peor -que en realidad no sería "lo peor": regresar a Perú- no es el fin del mundo. Honestamente, yo creí que iba a volver de "turista" primero y luego a quedarme definitivamente allá... y ante esta última idea siempre se me presentaba el pánico: "¿y si una vez en Lima extraño Francia?". Ergo: si estoy obligado a retornar, voy a despejar de una vez cualquier duda y si finalmente me doy cuenta que prefiero la vida europea, pues habrá que pelear por ella... y para pelear y conseguir las cosas que quiero -a excepción de las mujeres- soy un capo. De pronto, se me viene también algo que me dijo Gabriela el día en el que le conté que quizá debería partir y no nos volveríamos a ver: "No te preocupes, te aseguro que si te toca irte ahora de París nos vamos a volver a ver en algún otro momento, de repente en alguna otra parte del mundo". De pronto, también, recordé lo que me escribió Julian, un colocho buena onda, cuando se enteró de todo este asunto: "Diego, viejo, tiene que conocer Colombia. Apenas pueda, tenga por seguro que yo voy a ir a Perú".
Este viaje, esta vida aquí me ha enseñado mucho (como que el orbe es inmenso y ¡puede ser recorrido!). Sin duda soy un mejor tipo en comparación al que era hace un año. Soy mejor que ayer. Mañana seré mejor que hoy. Hay que crecer siempre: esa es la idea, sino ¿cómo se avanza?

No te animas a despegar - Charly García

viernes, 19 de julio de 2013

Amor a la marsellesa

La trilogía marsellesa es la apelación genérica -señala Wikipedia- dada a un conjunto de tres obras de teatro escritas por  Marcel Pagnol: Marius, Fanny y César, que se desenvuelven en una Marsella de principios del siglo pasado. Las tres piezas, condensadas en una sola, fueron montadas principalmente a inicios los 80. Las dos primeras, en tanto, fueron adaptadas al cine y sus últimas versiones fueron puestas en cartelera el 10 de julio del presente año. Yo las vi hoy.
La primera parte de la historia nos presenta a Marius, el hijo del dueño de un bar marsellés, quien se debate entre su sueño de hacerse a la mar y el amor que siente por Fanny, pretendida por el millonario local: Panisse, viudo, viejo y sin hijos.
La segunda, en cambio, trata sobre el dolor de Fanny y las decisiones que toma... y ya no puedo decir más porque les malogro la película... solo que son muy interesantes.

jueves, 18 de julio de 2013

La casa, el jardín y el cerco perimétrico

Esto quizá sea un poco tonto, pero se me vino a la cabeza hace algunos días...
Resulta que creo que el corazón de una persona es como una casa rodeada de un jardín. Dependiendo de la persona, este último puede ser grande o pequeño, lleno de flores o vacío... el jardín representa la confianza o la falta de ella, la manera como uno se entrega o no en el camino hacia la puerta de la casa.
Lo interesante de esto es, en realidad, el cerco perimétrico, bajo o inexistente, en algunos casos, o alto e inexpugnable, en otros.
La madurez, si es preciso el término, o lo ideal -mejor dicho- sería tener un cerco lo suficientemente equilibrado en tamaño como para que no se filtre cualquier idiota y como para no espantar al resto, y un jardín bien cuidado y colorido, lejos de ser una selva inexpugnable o un terreno baldío... Y así es posible dejar entrar a los demás. Eso sí, siempre atentos: con un francotirador en la ventana delantera de la casa que dispare a matar a quien se atreva a arrancar alguna rosa sin el permiso de hacerlo.
Cuanto más joven uno es, el perímetro se defiende menos. Por otro lado, el problema de las personas que tienen cercos demasiado altos es que una vez alguien lo ha superado estas no tienen más defensas. Ni espinas, ni el francotirador, ni siquiera un perrito insignificante que diga "gua guau", así que la entrega es total y el dolor de alguna pérdida o la decepción ante un mal gesto puede llegar a quemar la casa con mayor facilidad.
Ahora mismo, de cara a un nuevo enganche, me enfrento a un muro altísimo, de piedra... Lo más curioso es que hace años que me prohibí trepar paredes tan altas o jugar al gato y al ratón, porque esforzarse tanto es un coñazo... pero... bueno, ustedes saben.

Lento - Julieta Venegas

miércoles, 17 de julio de 2013

Bitácora de un gato en París: Miré el cadáver

Una de Vallejo, para empezar:

Miré el cadáver, su raudo orden visible
y el desorden lentísimo de su alma;
le vi sobrevivir; hubo en su boca
la edad entrecortada de dos bocas.
Le gritaron su número: pedazos.
Le gritaron su amor: ¡más le valiera!
Le gritaron su bala: ¡también muerta!

Y su orden digestivo sosteníase
y el desorden de su alma, atrás, en balde.
Le dejaron y oyeron, y es entonces
que el cadáver
casi vivió en secreto, en un instante;
mas le auscultaron mentalmente, ¡y fechas!
lloránrole al oído, ¡y también fechas!

(3 septiembre 1937)

Y empezamos... o terminamos, queda mejor. He perdido, hoy. He ganado, durante los últimos meses. Quizá se pueda hacer algo, lo voy a intentar igual, pero es complicado. Acabo de revisar mi cuenta de correo y extrañado vi la respuesta a la maestría 2 a la que estoy postulando: negativo. Eso quiere decir que no voy a tener universidad en la cual matricularme para el siguiente año académico y, por consiguiente, no voy a poder renovar mi visa para seguir en Europa. Una pena, definitivamente, ya que siento que aún hay cosas por hacer, mas, por otro lado, regresar a mi país no me suena mal, pues he vivido como he querido. Si bien no me gusta dejar las cosas a medias, en este caso no hay mucho por quejarse de mi actuar, considerando que el propio sistema local se las arregló para cerrarme las puertas haciéndome perder tiempo y, en algunos casos, oportunidades. Ya está. Quizá se pueda hacer algo, lo voy a intentar igual, pero es complicado.
Día de la espiración de la visa: 7 de setiembre.

¿Qué hago ahora? - Silvio Rodríguez

lunes, 15 de julio de 2013

Bitácora de un gato en París: El eterno turista y los días de cine

Una de las cosas que más me gusta de París es que uno, por más que viva aquí, puede ser turista eternamente. Hace unos días, por ejemplo, una amiga me hizo conocer un parque hermoso ubicado en medio de la ciudad: el Buttes-Chaumont. Allí hicimos un pique-nique, que es una costumbre elevada por lo franceses a la n, pues les encanta. Tuileries, Bercy y los Jardines de Luxemburgo también son excelentes lugares para pasarla de lo lindo bajo el Sol, comiendo algo y bebiendo vino. Por otro lado, hoy fui al cine a ver Monstres Academy en una sala ubicada en la ‎Quai de Loire... al frente, cruzando el Sena, había otra en la Quai de Seine a la que se podía acceder cruzando en bote, gratis. Anoche, en plena celebración por la Toma de la Bastilla, unos amigos me llevaron a ver los fuegos artificiales que salieron de la Torre Eiffel desde el Sagrado Corazón, una iglesia super turística a la que hasta ese momento no había ido a visitar.
A propósito del cine, en Francia estas empresas permiten sacar una tarjeta anual, una especie de abono que cuesta cerca de 20 euros al mes y que da el derecho de entrar diariamente a ver todas las películas que uno quiera los días que vengan en gana. Cool.


PD: Sobre Monstres Academy debo acotar... me pareció una linda película, mas no superior a la primera, que vendría a ser en realidad su secuela: Monsters, Inc., cinta que vi en alguna Nochebuena cuando niño, acompañado por mi hermana y mi hermano mayor. Aún los recuerdo riendo... riendo mucho.

sábado, 13 de julio de 2013

Dos al hilo: amor de aquellos

Acabo de terminar de ver dos películas que me han dejado deslumbrado y llorando como una colegiala enamorada: Antes del amanecer (1995) y Antes del atardecer (2004), del director Richard Linklater. Ambas básicamente son una gran conversación entre dos personajes: la francesa Céline (Julie Delpy) y el estadounidense Jesse (Ethan Hawke). La primera narra su encuentro fortuito en Viena, su conexión casi instantánea y como se enamoran el uno del otro. Plantea una serie de cuestiones sobre las relaciones, como el desgaste que estas sufren a lo largo del tiempo o si es posible tener un único gran amor en la vida.
Su aventura empieza así, luego de conocerse en un tren: "Ésta es la idea. Bájate conmigo y visitemos la ciudad. Si resulto ser algún psicópata te subes al siguiente tren. Piénsalo de ésta manera: Imagínate dentro de diez o veinte años, ¿sí? y estás casada. Pero tu matrimonio no tiene la energía que solía tener. Culpas a tu esposo y piensas en los hombres que conociste en tu vida y lo que podría haber pasado si te hubieras quedado con uno de ellos. Bueno, yo soy uno de esos hombres. Considéralo como un viaje por el tiempo del futuro hacia ahora para saber lo que te perderás. Sería un favor enorme para ti y para tu esposo descubrir que no te perdiste nada. Solo soy un fracasado igual a él. Así que elegiste bien y estás muy feliz".



La segunda trata sobre su encuentro en París y la forma en como ambos han madurado a través de los años, sobre todo en la manera en que los dos afrontan las relaciones... sobre lo mucho que puede cambiar la vida a partir de una decisión o un momento determinado, algo que nos transforma y nos revuelve el universo desde sus entrañas más profundas.



PD: Ya está en cartelera la tercera parte de esta interesante y romántica historia: Antes de la medianoche. Definitivamente no me la voy a perder. Luego les cuento ;) Mientras tanto, pueden leer este post de Cinescalas sobre las dos primeras películas: "Las escena del día: Antes del amanecer / Antes del atardecer".

viernes, 12 de julio de 2013

Promesa cumplida

El mes de junio del 2010 fue un mes especial para mí, pues un día de esos prometí no volverme a decir "no", nunca más, y creo que hasta el momento lo he cumplido. Es curioso: hace un par de días estuve hablando de la vida con una amiga mexicana que he aprendido a querer mucho en estos meses. Le conté que extrañaba mi país, pero que, paradójicamente, la mayor parte de las cosas que me hacen falta forman parte del camino que tracé tras aquella promesa, cosas que antes de ella no era capaz de apreciar y que incluso me desagradaban, como el ir a la playa o el salir a bailar y amanecerme en una discoteca, detalles por los que hoy cambiaría el Arco del Triunfo, y que seguro recuperaré inmediatamente apenas ponga un pie en Perú, sea en el tiempo que sea. Y pensar que en algún momento creí que Lima ya no me podía ofrecer nada... definitivamente hay que agarrarle el gusto a las cosas y aprender de todo... de todo.

Harder, better, faster, stronger - Daft Punk

jueves, 11 de julio de 2013

La chibola

Una noche del mes de junio del 2010 me la pasé genial siendo un extraño entre extraños. Recuerdo que dos días antes, una chica muy linda, bastante menor que yo, se colocó ante mí y me invitó a su fiesta de cumpleaños. Yo no la conocía nada, así que me pareció interesante la espontaneidad de la situación. Y fui, y la pasé bien, tanto que catalogué ese momento como "mi pequeña previa a París", porque en apenas unas horas toqué un poco del cielo que jamás me había permitido siquiera mirar y porque hice algo que nunca antes había efectuado: me dejé llevar.
Recuerdo que la chica se me acercó en un momento de la reunión y aplaudió mi soltura y no me dejó ir hasta que finalmente bailé un poco con ella. Luego de eso, salimos un par de veces. Debo admitir que la pasaba muy bien a su lado y que me encantaba hacerle bromas por la diferencia de nuestras edades y caminar kilómetros junto a ella solo para dejarla en la puerta de su casa, dulce, y despedirla con un beso en la mejilla prometiéndome ver alguna película de las miles que le recomendaba. Sin embargo, la relación se tornó un poco como el juego del gato y el ratón y ello me desanimó porque sentía -siento- que no estoy para perseguir a nadie, así que lo dejé ir: "solo amigos, eso estará bien... no voy a esforzarme por más".  
Seguimos en contacto, separados por algunos distritos limeños, hasta que años más tarde, como había ocurrido aquél 2010, me invitó nuevamente a una fiesta suya de cumpleaños. Fui radiante, ligeramente decepcionado por algunos desencuentros amorosos intermedios, y la vi tan linda como antaño... y la vi más segura de sí misma... y la vi más madura... y la vi acompañada de un tipo que resultó ser su enamorado y que la apretó fuerte en el momento que nos notó conversando totalmente ajenos al resto de invitados.
Aquella noche terminé en Barranco viendo como ambos se divertían y besaban. Salí del Dragón y mientras me empujaba un sánguche Monstruo me tomé el tiempo de actualizar mi estado en el Facebook: "Una oportunidad perdida", escribí. "La dejé ir", pensé. "Quizá fui demasiado perfeccionista... quizá en su momento debí de haber entrado en su juego un poco".
Me subí a un taxi hecho un perdedor total. Camino a casa vi que alguien había comentado mi lamentable mensaje: "Puede que me haya pasado lo mismo, ¿hablamos?". Eran las tres de la mañana. Después de eso comencé a salir con una mujer de mi edad, de una belleza distinta a la de la chibola, mucho más cauta y difícil de interpretar. Y nuestras citas se prolongaron hasta el día en que supe que se me abrían las puertas de Francia.

Hasta que lo pierde - Jandy Feliz

lunes, 8 de julio de 2013

Pégame tu vicio II (Doom, las chicas y PES vs FIFA)

Si Contra fue un salto alto en mi viciosa vida, Doom fue un salto con garrocha. Cuenta la leyenda que luego de que ID Software lanzara el recordado videojuego de disparos en primera persona, este se convirtió en leyenda. Yo mismo he revisado artículos en francés sobre el caso durante mi estancia en París, aconsejado por la profesora de mi curso de Videojuegos e industrias culturales. Resulta que este fue uno de los primeros  games de computadora que brindaba la posibilidad de jugar en línea explotando las funcionalidades recién desarrolladas de la world wide web. Una cosa de locos que en mi caso me sorprendió con su versión número dos, una guerra contra enemigos siniestros que a menudo me causaba repulsión y, a la vez, interés. Por ello, para paliar el miedo a los escenarios oscuros y criaturas diabólicas me la pasaba superando los niveles al compás del Greatest hits II de Queen, cantando, disparando, hasta que alcancé un level tan elevado que pasaba el juego en modo Nightmare, el más difícil (bueno, nunca tanto).


    
Mis padres empezaban a preocuparse: "Este niño pasa más tiempo en la PC que en la calle jugando al fútbol", decían, mientras los amigos de mis hermanos me fastidiaban cuando intentaba patear un balón: "Control + A", me gritaban. Ok. Pero ese interés por entenderlo todo de las computadoras hizo (hace) que hoy en día sea lo suficientemente bueno como para instalar un sistema operativo. Ok. Circle of death era (es) mi mapa favorito de Doom 2, en particular por su música: ¡una salsa!
Llegado a este plano, debo hacer una confesión: si al inicio del juego hubieran dado a elegir entre un personaje masculino y otro femenino, seguramente hubiera elegido el segundo, ¿por qué? no tengo ni idea, pero siempre que se daba esa posibilidad, lo hacía, como ocurría con al arcade de GI-Joe, en el que elegía a Scarlett -y que pudimos disfrutar mis primos, mi hermano y yo gracias a una máquina estratégicamente colocada en un club de invierno en Chaclacayo al que solían llevarnos de niños-, o como ocurría -caso más grave- con el primer Mario Kart de Super Nintendo, el mejor de todos, en el que Peach terminaba guiñándome un ojo.



Otro regalo de la computadora fue el X-Wing, en el que el usuario se convertía en un piloto rebelde dentro del universo de Star Wars, y especialmente FIFA 94, que me enganchó por su gameplay, bastante distinto a los juegos tradicionales de fútbol que por entonces se veían en el mercado del vicio (sea legal o pirata). Desde entonces, siempre he creído superior a los FIFA sobre los Pro Evolution Soccer, que por tierras incaicas llegó en sus primeras versiones como Winning Eleven. Uno muy especial, por ejemplo, fue la versión 2008 del mismo: ¡Ah!, ¡qué buen Barcelona teníamos por entonces! con Ronaldinho de personaje carismático, un Messi reluciente y un Samuel Eto'o endiablado.

domingo, 7 de julio de 2013

Pégame tu vicio I (Mario, Contra y hacks peruchos)

Cuando me engancho a un videojuego no hay nada en el mundo que me quite la atención del mismo, salvo, claro está, su finalización decorosa. Es un poco extraño, pero me es imposible definir las razones que me han llevado a desarrollar tal afición, en cambio, lo que si puedo señalar es el momento en que esta empezó y fue cuando tenía cinco años. Culpo de esto a mi señor padre, pues fue él quien me presentó uno de los juegos más populares de todos los tiempos: Mario Bros. Así, bajo su tutela, aprendí a saltar en diagonal, a matar a los "patos" (koopa troopas) y a salvar a la princesa. Fue mágico. Mientras tanto, él se la pasaba de lo lindo con un juego de carros llamado Road Fighter.



Cierta Navidad Papá Noel llegó con un Maxplay y la alegría en mis ojos se tradujo posteriormente en miles de horas de ocio. Con esas, ir al Campo Ferial Polvos Azules, ubicado a la espalda del Palacio de Gobierno (hoy, alameda Chabuca Granda) era mi más grande vacilón, pues miles de cartuchos para el bicho ese aparecían interminablemente colgados en los cientos de estantes del infinito centro comercial. Y un día mi viejita me compró uno amarillo, con la cara de un par de tipos duros en la cubierta: Contra. Y entonces, el acabose, tanto, que incluso solía levantarme a las seis de la mañana para entrar furtivamente a la cocina de mi casa, donde se encontraba uno de los dos televisores que teníamos (el otro estaba en el cuarto de mis padres). Del juego, aprendí a pasarlo completo, desde el inicio, sin trampas, hasta que de un tiempo a otro simplemente lo dejé de lado.



Cuando el Super Nintendo entró al mercado peruano marcó una revolución. Garajes, comedores, jardines y talleres fueron empleados para abarcar la demanda de miles de infantes y adolescentes gustosos de saciar sus apetitos de juego. "Vicio", era la palabra más usada para referirse al lugar donde se podía alquilar desde 15 minutos hasta lo que te diera la gana de tiempo para jugar, y "vicioso" era aquél que alquilaba. No era, sin duda, una actividad bien vista por los adultos, pues supuestamente hacía perder tiempo, desconcentraba y había quien señalaba que era cosa del diablo y que provocaba reacciones malignas en los niños, desde convulsiones hasta malcriadez.
La primera vez que vi un juego de Super Nintendo fue en un vicio que quedaba a una cuadra de mi casa: Street Fighter. Al poco tiempo, nadie me ganaba (menos si elegía a Ken). Me convertí así en el típico jugador a quien todos quieren vencer, el "espeso", al que odian por vicioso y porque -según las reglas- no soltaba el mando nunca al ser imbatible. Mientras ello ocurría en la poca infancia que recuerdo de mi vida y el inicio de mi adolescencia (Top gear, ¡yeah!), en el Perú pasaba algo más grande: las galerías de Wilson se consolidaban como emporios de lo informático y Polvos Azules era trasladado a otro lugar más amigable, luego del gran incendio de 1993. El mundo pirata en el país se extendía y aparecían los primeros hacks "made in Perú" basados en videojuegos. El primero, una actualización del Super Soccer con equipos peruanos, que le dio pase a otro muchísimo más popular y aplaudido: el Soccer Exitante, hack del International Superstar Soccer, que causaba gracia por su presentación, ya que esta incluía la recordada frase de Monchi la Pataclaun: "¡Horrible, oye!". Y, como no, el Descentralizado 1995, hack del Soccer Shootout, que empezaba con el video del famoso puñetazo que le propinó Nunes a Kopriva en un partido entre Universitario y Alianza Lima.

viernes, 5 de julio de 2013

No me verás en el subte

La llave que yo tengo puede abrir tan solo el corazón de los extraños. Las almas que no tienen dónde ir se vuelven a reunir en subterráneo ♫



Ella te quiere. Era el resumen que uno de mis mejores amigos solía decirme respecto a mi relación con una chica que me gustaba y que a menudo me trataba como a un can. Ante su argumento yo reaccionaba diciendo lo que aún creo: "Tu puedes decirle a alguien 'te quiero', pero si no eres capaz de demostrarlo ese sentimiento no vale nada, pues son las acciones las que pueden cuantificar el tamaño del cariño. Te doy este caramelo porque te quiero... eso es algo. Soy capaz de escucharte y luego de cambiar una actitud mía porque te quiero... eso también es algo. El simple hecho de querer no posee ningún valor per se".
Anoche fue lo mismo, como si el tiempo no se hubiera movido por más de diez años: "Una señal, un simple gesto puede salvar una relación, sea en el presente o en el futuro", le dije, y él contestó: "Te haría bien aprender a identificar que las señales, en ocasiones, no son las que tú crees que son. El budismo dice 'a veces las señales se pueden confundir, así que no nos debemos guiar de la realidad aparente'. A veces no hay señales porque la gente tiene el derecho a no darlas". "Entonces, sobre eso, uno está también en su derecho de decir 'no me esfuerzo nunca más por esta relación', y se acabó el asunto, ya que una relación es dar y recibir, si no hay de ello, pues a otra cosa...". "Lo que yo he aprendido es a no esperar más de lo que las otras personas (seguras de sí) saben que pueden dar. No hay más. Así no me hago daño yo y no se hace daño la otra persona. Por eso es chévere compartir con alguien -con una chica- que esté segura de lo que es". "Tú alguna vez me dijiste que ella lloró al escuchar Historia de las sillas, una canción que sabía era mi favorita de Silvio Rodríguez... esa es una señal, por ejemplo, de lo que sentía, y solo por eso en este momento creo que algún día podríamos volver a ser amigos. Sabes, solo por eso me encantaría hablar con ella". "No te preocupes, eso ya ocurrirá en su momento, cuando tenga que ser".

Yo recuerdo tu piel, yo recuerdo tu voz como las estaciones. Yo te ví reir, ya no llores. No me verás. No me hablarás. No me verás. No me verás ♫