lunes, 17 de enero de 2011

Dragonauta

(o Visto cola de serpiente en noche de estrella)

Los dragones han muerto, ya no queda alguno, aunque yo a veces pueda verlos volando sobre la cabecera de mi cama. Parece que ellos están allí, esperando por algún hechizo que les devuelva el corazón que perdieron en sus antiguas batallas.
No eran los seres abominables que nos pintan las leyendas, por el contrario, siempre sacudieron sus garras y afilaron sus alas en busca de una esperanza, mas si la alcanzaron no importa, pues fue el hecho lo que les dio fuerza y hoy, aunque nadie los recuerde tal cuales fueron, siguen naufragando en un cielo rojo fuego o en piruetas sobre un mar azul terciopelo para terminar encantando mis memorias con una delgada sonrisa.
Aún recuerdo cuando era dragón. Prácticamente bostezaba todo el día... y era feliz. Cuando no dormía comía... y era feliz. A veces volaba... y era feliz. Todo el tiempo soñaba... y era feliz. A menudo la imagen se impregna de melancolía, pero es obvio esperar tal emoción, después de todo era feliz siendo dragón, aunque ignorara que mis uñas valían mil dragmas, o que de mi piel se hacían bellos abrigos, y que el polvo de mis huesos era un cómodo ingrediente cosmético.
Me gustaba ser dragón, porque la libertad de andar a gusto es una maravilla que muy pocos se pueden dar el lujo de alcanzar, sobre todo, si no existe la voluntad de decirse a uno mismo “tengo que dejarme llevar”. Me gustaba ser dragón, insisto, aunque lamentablemente nunca faltaba alguien que matara dragones. “El valor, la fortuna, la gloria”, por allí diría el caballero, “es cruel, es malo, quema aldeas, mata niños”, pero yo solo soñaba, volaba, comía o dormía.
Me hubiera encantado seguir siendo dragón, plateado, para ser preciso, como el destello de un arma justa o de una fantasía de prosperidad sempiterna, pero hoy solo debo conformarme con ser uno de los pocos que les tenga presente y añorar aquél tiempo en que se era feliz siendo tan poco.

Caballeros, pero no dragones,

tal vez lleguemos para Marzo.

Lima, 25 de febrero de 2002

Si volvieran los dragones - Joaquín Sabina / Fito Páez

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