Solía despertarme, allá por el año 1998, escuchando Doble9. Un día, tratando de dejar los dominios de Morfeo, me levantó como balde con agua una canción:
Don't say that you love me!
Just tell me that you want me!
Era Tusk, de Fleetwood Mac, un grupo que ni por casualidad se me hubiera ocurrido oír a través de tu radio rock en Lima, pero era cierto... "¿Fleetwood Mac? ¿en serio?", pensé. "Es verdad, era Fleetwood Mac"... al día siguiente, misma hora, mismo canal... tres al hilo de lo que parecía ser un concierto: Go your own way, nuevamente Tusk, y la magnífica Don't stop.
Don't stop, thinking about tomorrow,
Don't stop, it'll soon be here,
It'll be, better than before,
Yesterday's gone, yesterday's gone.
Averigüé un poco más: el disco se llamaba The dance, y era la grabación de un concierto brindado por la mejor formación del grupo británico (Lindsey Buckingham, Mick Fleetwood, Christine McVie, John McVie y ¡Stevie Nicks!) reunida por primera vez desde 1987.
La primera canción que escuché de Fleetwood Mac fue Dreams y la segunda Little lies que formaban parte del Greatest hits que un día cayó en mi casa, como alguna vez cayó también el Euforia de Páez o el A night at the opera de Queen. Sin embargo, no fue hasta el The dance que mi cariño por esta banda se hizo más sólido.
Éxitos como Lanslide (conmovedora al extremo en la voz de Stevie Nicks), Big love (interpretada genialmente por Buckingham), Rhiannon, Say you love me, y la canción que motivó este post, You make loving fun, se refrescaban así, en vivo.
I never did believe in miracles,
but I've a feeling it's time to try.
I never did believe in the ways of magic,
but I'm beginning to wonder why.
Si quieren saber más de Fleetwood Mac, pueden meterse a su página web oficial, XD, mientras ponen de fondo Bleed to love her, una de las mejores (a mi modesto parecer) del The dance, o Hold me.
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