sábado, 8 de junio de 2013

Bitácora de un gato en París: Redondito

Y todos los caminos conducen a Roma, literalmente, porque en unos días el premio al esfuerzo se convertirá en un viaje a Italia. El esfuerzo, mucho, constante... en principio, haber creído al inicio que era todo muy difícil y, a punta de ganas y carajos, continuar... avanzar hasta hacer posible un primer semestre decoroso que se prolongó en un segundo aprobatorio. Presenté mi Mémoire, peleé contra profesores racistas e intransigentes y contra un sistema aparentemente hecho para joder al estudiante extranjero mayor de 23 años (bueno, nunca tanto). Vi mis notas del Máster 1 por Internet y la alegría llegó con una palabra: ADMIS (admitido). Así, tras enjuagarme las lágrimas que me brotaban, como alguna vez cayeron en Lima al saberme parte de la Universidad Paris 3 Sorbonne Nouvelle, lo que hice, casi por instinto, el de supervivencia que aprendí a encender aquí, fue pensar en lo que se viene: el Máster 2, el mantenerme económicamente hablando, la imperiosa necesidad de mejorar mi manejo del francés... así que la sonrisa me duró unos minutos, pero ¡vaya! ¡qué sonrisa! "Ahora tengo a quien abrazar, con quién hablar en vivo, a quién contarle todas estas cosas", también reflexioné, recordando lo duro que era sentirse solo estando realmente solo. Con esa tranquilidad, ya establecida, llamé a mi hermana y a algunos amigos, sereno y orgulloso. Justo en ese momento, leí un notición: "Ollanta Humala decidió no indultar a Fujimori tras 'valorar' arrepentimiento de ex presidente", y bueno, otra vez se me revolvieron los pensamientos: "Tarde, pero llega, la justicia". Ya en casa, luego de dormir un par de horas, mis colocs y yo nos despertamos a las 4 de la mañana para ver el partido por las Eliminatorias al Mundial 2014 entre Perú y Ecuador. La dicha se triplicó entonces: gol de Claudio Pizarro. Con eso, la selección peruana, en el Día de la Bandera, derrotaba a un equipo al que no le había podido ganar en 36 años. C'est la vie.


Por todo eso y muchas cosas más (¿ven a mi casa esta Navidad?), me mantengo con mi idea sobre el éxito, pues este definitivamente no se mide con propiedades, autos o riquezas, sino con sabernos felices, transitando por un camino elegido con nuestra mente basándonos en nuestros corazones y sueños. Por eso, y aunque yo no sé mañana, ahora mismo soy muy feliz.

PD: Desde aquí agradezco a mi familia, fuente de toda inspiración y alegría, y a todas aquellas personas que han contribuido a hacer esta aventura posible, a la gente que me apoyó en los momentos más jodidos y que, desde lejos, continua mandándome su buena vibra. Sí, a ti gozón. Un abrazo.

Le long de la route - Zaz

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