domingo, 23 de junio de 2013

Bitácora de un gato en Pavia: Como en casa

Si Bologna es una ciudad sorprendente, pues por donde se mire siempre hay algo que comentar, Pavia es pintoresca: la llamada Ciudad de las Cien Torres es colorida y amable con el visitante. Allí, junto a la buena sensación que me dejó poder conocer algunas de sus atracciones, como el Castello Visconteo, la iglesia de San Pietro in Ciel d'Oro y el Ponte Coperto, que cruza el río Ticino, pude obtener la dicha de cumplir con un viejo pospuesto mío: el visitar a mis padrinos en su casa.
La verdad es que fue un sueño cumplido y un encontrón con algo que me encanta: la posibilidad de pasar los días en familia y sentirme así como en mi propio país al lado de gente que me quiere mucho y a quien le tengo una confianza abrumadora, así que punto para Italia y para mi lista de logros.
Por otro lado, ayer paseamos por Milán y, como vale la pena, la ascensión a su famoso Duomo fue algo que -estoy seguro- no olvidaré por el resto de mi vida.
Se trata de una catedral gótica que tiene 157 metros de largo y puede albergar 40 mil personas en su interior. Con harta decoración a cada paso, uno puede llegar a maravillarse ante la precisión y detalle con los que sus constructores debieron de haber trabajado.


Curiosamente, la Certosa di Pavia, hogar de los monjes cartesianos, empezó a construirse con la idea de emular al Duomo milanés, para lo cual contó incluso con sus mismos arquitectos y obreros, pero el cambio en los estratos de poder demoraron su finalización y la variación en los gustos de estilo la terminaron erigiendo como uno de los ejemplos más notables en cuanto a la utilización conjunta de los estilos gótico y renacentista.

Bella ciao - Mercedez Soza

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