viernes, 9 de septiembre de 2011

Ojos radiantes

Anoche fue la despedida de una amiga fotógrafa. En una semana se irá a Buenos Aires persiguiendo una ilusión que, Dios mediante, tranquilamente podría convertirse en un hecho tangible, digno de ser gritado a los cuatro vientos. Mientras conversaba, sonreía, y mientras contemplaba su sonrisa -aseguro- se podía ver un brillo particular en su mirada, el brillo que tienen las personas que son felices haciendo lo que están haciendo, ya sea algo que genere un riesgo o no... Hace unos días, una de mis más entrañables amigas llegó con toda su frescura a Lima después de años de distancia, y verla fue... ¡wau! su rostro, sus gestos... era como regresar en el tiempo y comprobar que los años no nos destrozaron nuestras respectivas esencias. Debo admitir que me dio pena no poder hablar con ella laaaaargo y tendido como tenía en mente, porque solo estuvo por estas tierras una semana y tenía que pasarla con su familia y atender a tooooda la gente que también la estima... pero mientras la escuchaba hablar, a veces en inglés para ella y su esposo, contando sus experiencias y anécdotas, veía en sus ojos la misma luz que emanaban los de la chica que partirá a Argentina. Pensaba entonces: "Qué alegría, es feliz", y recorría a vista su casa: sus muebles, los cuadros, el equipo con el que alguna vez me despertó a punta de canciones de Silvio Rodríguez... todo era nostalgia y la sensación de estar presenciando un hecho fantástico totalmente atemporal: la alegría constante de alguien a quien quiero horrores.

Te conozco - Silvio Rodríguez

 

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