martes, 21 de septiembre de 2010

De la noche fría

CASI anónima sonríes
Y el sol dora tu cabello.
¿Por qué para ser feliz
Hace falta no saberlo?
Fernando Pessoa

Pasan las siniestras reflexiones, sin pedir permiso, los atardeceres de cada día, y con el correr de los segundos un tiempo que nunca más ha de volver a ser. A veces trescientos sesenticinco días no bastan para decir adiós, a veces hace falta toda una vida o unos pocos minutos aderezados con una pizca de cordura o locura, dependiendo del caso (si vous voulez). La culpa no es del destino, sino de uno, cuando no se toma una decisión acertada, cuando se confía al límite de estrellar la ilusión contra un muro de irracionalidad. La soledad se siente como una compañía en la cama, que mira inmisericorde mientras lágrimas caen sin siquiera entender por qué lo hacen. Ser feliz, ¿qué es? ¿acaso una sensación? ¿un estado de ánimo? ¿es quizá un hecho? De esos, aquellos, que pueden explicarse con fórmulas matemáticas, ¿es un acto de fe? ¿o tal vez ella que me mira, me abraza y me dice te quiero sin dudas, sin relojes ni promesas imposibles de cumplir?
Pasan las nostalgias, como experiencias que no alcanzan para evitar nuevos errores. Pasan y regresan, como moscas; como el invierno y el verano. ¿Qué es la tristeza? ¿acaso es esto?, ¿una noche fría o esa soledad que no se va por más que se le trate de espantar?

Mi deseo - Jandy Feliz

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