lunes, 8 de julio de 2013

Pégame tu vicio II (Doom, las chicas y PES vs FIFA)

Si Contra fue un salto alto en mi viciosa vida, Doom fue un salto con garrocha. Cuenta la leyenda que luego de que ID Software lanzara el recordado videojuego de disparos en primera persona, este se convirtió en leyenda. Yo mismo he revisado artículos en francés sobre el caso durante mi estancia en París, aconsejado por la profesora de mi curso de Videojuegos e industrias culturales. Resulta que este fue uno de los primeros  games de computadora que brindaba la posibilidad de jugar en línea explotando las funcionalidades recién desarrolladas de la world wide web. Una cosa de locos que en mi caso me sorprendió con su versión número dos, una guerra contra enemigos siniestros que a menudo me causaba repulsión y, a la vez, interés. Por ello, para paliar el miedo a los escenarios oscuros y criaturas diabólicas me la pasaba superando los niveles al compás del Greatest hits II de Queen, cantando, disparando, hasta que alcancé un level tan elevado que pasaba el juego en modo Nightmare, el más difícil (bueno, nunca tanto).


    
Mis padres empezaban a preocuparse: "Este niño pasa más tiempo en la PC que en la calle jugando al fútbol", decían, mientras los amigos de mis hermanos me fastidiaban cuando intentaba patear un balón: "Control + A", me gritaban. Ok. Pero ese interés por entenderlo todo de las computadoras hizo (hace) que hoy en día sea lo suficientemente bueno como para instalar un sistema operativo. Ok. Circle of death era (es) mi mapa favorito de Doom 2, en particular por su música: ¡una salsa!
Llegado a este plano, debo hacer una confesión: si al inicio del juego hubieran dado a elegir entre un personaje masculino y otro femenino, seguramente hubiera elegido el segundo, ¿por qué? no tengo ni idea, pero siempre que se daba esa posibilidad, lo hacía, como ocurría con al arcade de GI-Joe, en el que elegía a Scarlett -y que pudimos disfrutar mis primos, mi hermano y yo gracias a una máquina estratégicamente colocada en un club de invierno en Chaclacayo al que solían llevarnos de niños-, o como ocurría -caso más grave- con el primer Mario Kart de Super Nintendo, el mejor de todos, en el que Peach terminaba guiñándome un ojo.



Otro regalo de la computadora fue el X-Wing, en el que el usuario se convertía en un piloto rebelde dentro del universo de Star Wars, y especialmente FIFA 94, que me enganchó por su gameplay, bastante distinto a los juegos tradicionales de fútbol que por entonces se veían en el mercado del vicio (sea legal o pirata). Desde entonces, siempre he creído superior a los FIFA sobre los Pro Evolution Soccer, que por tierras incaicas llegó en sus primeras versiones como Winning Eleven. Uno muy especial, por ejemplo, fue la versión 2008 del mismo: ¡Ah!, ¡qué buen Barcelona teníamos por entonces! con Ronaldinho de personaje carismático, un Messi reluciente y un Samuel Eto'o endiablado.

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