jueves, 25 de abril de 2013

Siempre puedes olvidar

Dame amor hasta mañana, hasta que te quieras ir ♫



Aquí o en la China uno es lo que es, sin más ni menos. Uno es lo que pisa, lo que dice, lo que se demora en despegar. Uno no es lo que calla, pero sí lo que mata, lo que ríe. Uno es lo que llora, lo que ronca, lo que come... uno es, a ciencia cierta, lo que hace y no necesariamente lo que siente. Son las acciones y sus consecuencias las que miden nuestro desempeño en la vida, no nuestras buenas intenciones...
Hoy me vi a mí mismo escuchando a alguien a quien he aprendido a estimar mucho. Ella estaba triste. Tenía algo en la cabeza que no le permitía seguir... y vaya que aquí es importante seguir, aunque una cosa es rendirse y otra es saber decirse "ya lo he hecho todo, ya no se puede hacer más"... en su caso, pues aún hay mucho pan por rebanar. Ella estaba triste, como triste he visto a muchas personas en mi vida, y contra todo pronóstico, contra un miedo profundo a no poder ayudar a alguien cuyo idioma es muy distinto al mío y así atentar contra el cumplimiento de la promesa que hice cuando adolescente, creo que le fui útil. En la marcha me hizo pensar en mí, en qué es lo que soy y lo que quiero ser... en todo lo que he cambiado.
"Esta ciudad es una mierda". "Seguro que sí". "Lo es, ¿no has pensado en irte, en volver a tu país? Yo siento que aquí no hay nada que me pueda hacer sentir bien". Y entonces le conté una historia, lo que fue de mí en los últimos años: que alguna vez sentí que Lima ya no tenía nada que ofrecerme, pero que al darle una oportunidad, pues esta me sorprendió de formas inimaginables. "Yo no quería estar allí, en Lima... mi corazón estaba en París... pero alguien me dijo que era un idiota por pensar así, que Lima tenía aún mucho por ofrecerme y enseñarme... y ahora, gracias a eso, me encanta bailar, me gusta la playa, sonrío más, vivo más... porque todas esas cosas las aprendí allá. París aún tiene mucho que ofrecernos y enseñarnos".
"París tiene mucho que ofrecernos y enseñarnos", pienso ahora, en una casa que aprendí a llamar casa mientras los dos peruanos que viven conmigo duermen en la habitación, peruanos a los que aprendí a llamar amigos y hasta hermanos. "París tiene mucho que ofrecernos y enseñarnos", pienso ahora, así como en todas las personas a las que he conocido en los últimos meses y todas las experiencias, buenas y malas, que me ha tocado enfrentar a lo largo de esta aventura extranjera. He visto cosas que siempre había soñado con ver y otras que no tenía idea que podían existir... "París tiene mucho que ofrecernos y enseñarnos", pienso ahora, y entonces veo todos los requisitos que pide la universidad para postular al Máster 2, cuestiones que me obliga a presentar cuanto antes, pese a no saber aún cómo me irá en el Máster 1 cuya memoria (tesis) aún estoy desarrollando. Pesa todo, cansa... aburre. "París tiene mucho que ofrecernos", pienso ahora, y nuevamente en que una cosa es rendirse y otra es saber decirse "ya lo he hecho todo, ya no se puede hacer más", pues cuando un sueño se toca y nos sentimos satisfechos con ello... todos nuestros esfuerzos deben estar puestos en palpar el siguiente, uno quizá aún más brillante... y con esas, aunque joda o aterrorice, hay que saber arriesgarse y pelear contra el conformismo... después de todo, aunque algo salga mal, siempre está la opción de olvidar y avanzar, que es más que una obligación, algo que debería ser lo más natural del mundo.

Puedo aterrizar sin luces, puedo aterrizar en la oscuridad... puedo hasta abrazar las cruces ♫

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