lunes, 15 de abril de 2013

Bitácora de un gato en París: César Vallejo

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada; 
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros, 
la soledad, la lluvia, los caminos...

Y un día se fue. Y lo que dejó fue una obra fantástica, de la cual no debo (no merezco) comentar nada... pues al tipo es mejor leerlo que explicarlo.
Y un día se fue, un día como hoy, en el año 1938. No sé si fue jueves, como prometió, pero a mí me tocó ir a visitar su tumba un jueves, bajo aguacero, por pura casualidad. 


Entonces todos los hombres de la tierra 
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; 
incorporóse lentamente, 
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

Y un día se fue. Y ni todos los hombres de la tierra pudieron evitar su partida. "Masa", justamente, es un poema que me trae buenos recuerdos, debido a que poco antes de venir a París, pude escuchar a mi papá y a uno de sus hermanos recitarlo en una de las últimas reuniones familiares a las que pude asistir en Perú . Fue mágico. 

Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias.

Y un día se fue, pero solo en cuerpo, ya que al buen César se le va a recordar siempre. Frente a su espacio de reposo final, aquél jueves, de octubre (no de enero), me acerqué unos instantes para luego proseguir mi marcha. “He nevado tanto para que duermas”, le dejó a manera de epitafio el amor de su vida. Hoy es lunes...

Murmurado en inquietud, cruzo,
El traje largo de sentir, los lunes
De la verdad.
Nadie me busca ni me reconoce,
Y hasta yo he olvidado
De quién seré.

Y un día se fue. Y ahí nos veremos.

Strangers in paradise - Orquesta Contemporánea

No hay comentarios:

Publicar un comentario