viernes, 3 de junio de 2011

Como una chica y un muchacho

Cuando está realmente tranquilo -y feliz- mi papá suele cantar. Ayer fue el cumpleaños de mi madre. Ambos estaban tan contentos que de verdad, cuando los veía, me era imposible no creer en eso de que el amor puede durar años y años o ser eterno... Bueno, él cantaba: "como una chica y un muchacho que se abrazan de nuevo y caminan al sol (oh,oh)... Ella le dará un caramelo y enredando su pelo le dirá yo te quiero".



-¿Y si te consigues a otro, que sea mejor marido y te dé mejores regalos? -le dijo mi papá.
-¿Para qué? -contestó mi madre- ¿Y si me sale igual o incluso peor? No, no me conviene arriesgarme después de tantos años juntos.

Y luego sonrieron, cómplices, mirándose tiernamente. "Cuanta confianza", pensé yo, al tiempo que me reía y veía riendo también a mis dos hermanos (y a Chilcano tratando de gorrear algo de comida). Creo que soy muy afortunado pues, como me dijo alguna vez una amiga, Ángela P., está claro que mi familia es el tesoro más grande que tengo (y que puedo compartir, a su vez, con la gente que me estima, me quiere y se lo merece). Mi suerte se manifestó al haber podido crecer en medio de tanto cariño.

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