jueves, 3 de junio de 2010

El genio de Úbeda

Una tarde del año 1997 en la casa de mis queridísimos primos Giovanni y Bruno escuché lo siguiente vía radio Miraflores:

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Lo que vino después fue la pregunta de rigor: “¿Quién es el cantante?”, y mi tía Irma contestó: “Creo que se llama Sabina”.
Luego de aquél encuentro no hice mucho por investigar más sobre el genio de Úbeda hasta que el cable se hizo popular en el Perú y más una MTV que era por aquél entonces realmente MTV. De pronto veía a Fito Paez cantar “y al final sale un sol incapaz de curar las heridas de la ciudad… y se acostumbra el corazón a olvidar” junto a un tipo delgado de voz aguardientosa y me dije: “Ese es Sabina”.
Por azar —como las cosas más increíbles del mundo— llegó hasta mis manos un cassette con el Física y química y, por azar también, lo puse en mi equipo de sonido. Lo escuché y vaya… recuerdo haber caído presa inmediatamente de Amor se llama al juego y de A la orilla de la chimenea.

Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños.
Puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.

Entendí también lo genial de una canción que tantas veces había escuchado ser criticada cuando sonaba en las radios con insistencia durante los primeros años de la década de los 90: La del pirata cojo (“Ah, esa era de Sabina”) y soñaba con ser un tipo lo suficientemente cosmopolita, de mundo, como para enfrentar algún día historias como las de Y nos dieron las diez y Peor para el sol.
Ver a Sabina anoche fue exactamente como lo describe la nota que publicó la versión electrónica del diario El Comercio (coredactada por un seguidor incondicional como Ángel Pilares): “Ver al hombre del bombín sobre el escenario es un espectáculo de conversación. Es hablar con él a través de sus canciones y escuchar su voz que, para ellas, es tan rasposa como la barba de un hombre y, para ellos, es tan suave como la piel de una mujer. Pero verlo, oírlo, sentirlo, es como hablar con un viejo amigo que visita el Perú de vez en cuando y del que hay que despedirse con una cariñosa obligación”.
El cantautor español es sentimiento puro, experiencia… es melancolía y, a veces, rencor o alpinchismo. Es Y sin embargo, 19 días y 500 noches, Princesa, Contigo, Nos sobran los motivos, o Embustera. Es ¿Quién me ha robado el mes de abril?, Mentiras piadosas, Pastillas para no soñar, Medias negras o Por el boulevar de los sueños rotos. Es poesía o frases como “Él estaba hecho mierda porque su novia lo había dejado, mientras que yo estaba hecho mierda porque mi novia no me dejaba tener novia. Estaba feliz. Es ahí cuando mi amigo me dijo: ‘Qué bajo has caído’”, que tan a gusto soltó durante su presentación en Lima. Es un maestro.

A este ruido tan huérfano de padre
no le voy a permitirle que taladre
a un corazón podrido de latir,
este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos no lloran más por tí.

Es lo máximo.

2 comentarios:

  1. Y las canciones que les compuso a sus hijas Rocío y Carmela? y a su amada Ximena? Demasiado buenas!

    "No me obligues a hacerte la ola
    sigue sola tu camino
    al fin y al cabo ni sé ni sabo
    cuánto nos cobra el destino."

    Buen post!! Grande el rey Sabina

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  2. Muchos buenos grupos y cantantes han llegado a Lima en los últimos meses, pero como Sabina, ufff... el concierto que ofreció fue excelente. Es un capo.

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