Cayó la nieve. Por primera vez en lo que llevo en este país europeo tuve la oportunidad de saber qué se siente despertar y ver todas las calles blancas, como si el cielo se hubiera volcado sobre ellas y lo dejara todo cubierto de nubes y algodón. Fue bonito. Me dicen que por ahora me va a gustar cuando ocurra, pero conforme vaya sufriendo sus estragos -digamos, el frío extremo- voy a empezar a odiar su caída.
Mientras dure la alegría, bacán.
PD: Hace uf escribí algo sobre la nieve. Por cierto, hasta ahora he soportado -2 grados sin calefacción... casi como un vikingo (bueno, nunca tanto).
Fuego de noche, nieve de día - Ricky Martin
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